Las advertencias de la FDA sobre el uso de antidepresivos en menores han generado más daño que beneficio

15 de octubre de 2024

La FDA de Estados Unidos advirtió en 2003 que los antidepresivos podían estar vinculados con pensamientos y conductas suicidas en niños y adolescentes. En 2005 esta advertencia se plasmó en un recuadro negro (aviso destacado que aparece con un borde negro en las etiquetas o folletos de ciertos medicamentos). El propósito era informar sobre los riesgos específicos de estos medicamentos y fomentar una mayor atención médica a la posible aparición de tendencias suicidas.

Los resultados de esta revisión sistemática sugieren que las advertencias de la FDA sobre los antidepresivos para jóvenes no han tenido el resultado esperado de aumentar la vigilancia de los pensamientos y conductas suicidas. En cambio, las advertencias se asociaron con reducciones no deseadas en las visitas al médico por depresión, reducción de los diagnósticos de depresión, reducción en el número de tratamientos y el uso de antidepresivos y las visitas a psicoterapia, así como con aumentos en las intoxicaciones por fármacos psicotrópicos y un aumento del número de muertes por suicidio.

Han pasado más de quince años desde que los estudios comenzaron a documentar estos resultados, utilizando los métodos cuasi experimentales más rigurosos. Ahora, la evidencia abrumadora sugiere que el uso continuo de estas advertencias puede resultar en más daños que beneficios.

En resumen, los datos desafortunadamente proporcionan evidencia que sugiere que el recuadro de advertencia tuvo la consecuencia no deseada de aumentar la probabilidad de que las personas no recibieran atención médica adecuada para su trastorno mental, lo que en consecuencia resultó en resultados desfavorables, incluida la tendencia suicida.

Los funcionarios de la FDA deberían revisar la totalidad de la evidencia disponible y ser cautelosos al reconocer los posibles daños de las advertencias sobre los antidepresivos. Estudios de alta calidad respaldan la reevaluación y el posible reemplazo de la advertencia de recuadro negro de la FDA por advertencias de rutina en el etiquetado de los productos. Además, dichas advertencias deberían ser evaluadas rigurosamente por científicos independientes para obtener evidencia objetiva sobre sus consecuencias previstas e imprevistas.

Comentado en Medscape

Por Alfredo Calcedo 19 de junio de 2025
Editorial de la revista Psiquiatría de Australasia que evalúa la práctica de utilizar la ideación suicida reportada (IS) como un predictor importante del suicidio y como un indicador principal para decidir la elegibilidad y la prioridad del acceso a los servicios de salud mental. El artículo argumenta que la ideación suicida, tradicionalmente considerada el predictor más importante del suicidio consumado, debería ser reevaluada en su papel como único o principal factor de riesgo. Los autores postulan que, si bien la ideación suicida es un elemento crucial en la evaluación del riesgo, su presencia por sí sola no es suficiente para predecir con precisión quién intentará o morirá por suicidio. Esta afirmación se basa en la observación de que un gran porcentaje de personas que informan ideación suicida nunca llegan a un intento, y, por otro lado, algunas personas que intentan o mueren por suicidio no reportan ideación previamente. La reticencia a minimizar el valor predictivo de las ideas suicidas se debe a diversas motivaciones comprensibles. En primer lugar, la ideación suicida tiene una importancia histórica, ya que se considera un predictor de riesgo en la mayoría de los libros de texto y guías clásicas. En segundo lugar, no es fácil, especialmente al tratarse de un resultado devastador, como el suicidio consumado, ignorar un síntoma con una validez aparente tan sólida, incluso cuando, contrariamente a la intuición, su validez predictiva es prácticamente nula. Finalmente, una guía puede fácilmente pecar de cautelosa y recomendar una determinada evaluación, especialmente cuando se considera un proceso sin inconvenientes. Sin embargo, este enfoque bien intencionado tiene sus inconvenientes; por lo tanto, las guías sociales y las autoridades sanitarias podrían tener que reconsiderar su postura. Se necesitan más estudios para determinar el mejor modelo de triaje para los servicios de salud mental en diferentes puntos de acceso y en diferentes entornos, y para determinar si la evaluación del riesgo de suicidio sigue siendo una iniciativa que merece la pena a nivel clínico individual.
Por Alfredo Calcedo 19 de junio de 2025
Las personas con esquizofrenia presentan una reducción de 16 a 20 años en su esperanza de vida, principalmente debido a la enfermedad cardiometabólica. La clozapina, el antipsicótico más eficaz para la esquizofrenia resistente al tratamiento, se asocia con aumento de peso y disfunción metabólica. Los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1, incluida la semaglutida, contribuyen a una pérdida de peso sustancial en la población general, pero se desconoce su efecto y perfil de seguridad en personas con esquizofrenia. Este estudio evalúa la eficacia y la seguridad de la semaglutida para la reducción de peso en personas con esquizofrenia a quienes se les prescribió clozapina. Resultados: La semaglutida produjo una pérdida de peso significativamente mayor que el placebo en este pequeño ensayo de 31 pacientes (15 en el grupo semaglutida y 16 en el grupo control), sin afectar los síntomas psicóticos ni las concentraciones de clozapina. La semaglutida parece ser segura y bien tolerada en esta población. Estos hallazgos alentadores resaltan la necesidad de realizar ensayos confirmatorios más amplios. Este estudio fue financiado por una beca de investigación y no fue financiado por la industria farmacéutica Comentado en Medicalxpress “Las personas con esquizofrenia necesitan urgentemente acceso a tratamientos eficaces contra la obesidad, como la semaglutida", afirmó el profesor Siskind (coautor del trabajo publicado)
Por Alfredo Calcedo 19 de junio de 2025
Artículo que recuerda la i mportancia de generar esperanza en la terapia ya que mejora la resiliencia y empodera a los pacientes para superar los desafíos de salud mental y alcanzar sus objetivos. Conclusiones clave La esperanza es vital en la terapia, ya que mejora la resiliencia y el compromiso del paciente, particularmente en la terapia cognitivo-conductual (TCC). Los objetivos orientados a la recuperación en la TCC se centran en alinear la vida de los pacientes con sus valores, fomentando el empoderamiento y el bienestar. Las investigaciones muestran que la esperanza mejora los resultados en las condiciones de salud mental, actuando como un mecanismo transdiagnóstico de cambio. Los médicos pueden generar esperanza explorando los valores de los pacientes, estableciendo objetivos manejables y normalizando sus luchas.
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