Anomalías del lenguaje en la esquizofrenia

17 de septiembre de 2024

El artículo explora cómo las anomalías en el lenguaje son una característica central de la esquizofrenia. Estas anomalías han sido reconocidas durante más de un siglo, comenzando con las descripciones de Kraepelin y Bleuler sobre la disminución de la coherencia en el lenguaje hablado, caracterizadas por el descarrilamiento y la relajación de las asociaciones, así como una relativa pobreza del habla.

Durante décadas, el estudio del lenguaje en la esquizofrenia se mantuvo principalmente descriptivo, culminando en las heurísticas de Andreasen sobre el trastorno del pensamiento positivo (alteraciones en la coherencia) y negativo (alteraciones en la complejidad) en la década de 1970. En los años 80, Hofman utilizó un enfoque matemático para caracterizar la mala aplicación de las reglas para la formación de oraciones y discursos observada en individuos con esquizofrenia, enfatizando las relaciones semánticas entre oraciones adyacentes y no adyacentes.

En la década de 1990, la inteligencia artificial se utilizó por primera vez para modelar la reducción de la coherencia en el habla. Garfield y Rapp demostraron que las violaciones de reglas específicas en redes semánticas artificiales podían replicar las alteraciones del lenguaje hablado en la esquizofrenia.

Hofman indujo síntomas de esquizofrenia reduciendo la conectividad en simulaciones de redes neuronales de procesamiento distribuido en paralelo.

Además del lenguaje, se puede evaluar la acústica del lenguaje hablado en el espectro de la esquizofrenia, incluidas las disfluencias, el timbre/calidad, la energía/volumen y las pausas, así como la expresión facial y los gestos en el contexto de la entrevista. Esto produce una rica serie temporal de datos multimodales que se pueden utilizar para evaluar la incongruencia entre diferentes modalidades (afecto inapropiado) y la sintonía entre los interlocutores en cuanto al lenguaje y la expresión facial, lo que indica no solo una enfermedad psiquiátrica sino también una alianza terapéutica.

En el siglo XXI, ha habido un uso creciente de grandes modelos de lenguaje para cuantificar la coherencia del discurso en la esquizofrenia. Estos modelos han permitido una mejor comprensión de cómo las anomalías del lenguaje pueden servir como un biomarcador para la esquizofrenia y han abierto nuevas vías para posibles intervenciones terapéuticas.

Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Nueva guía británica (NHS) sobre mejores prácticas para la evaluación, formulación y gestión de la seguridad de las personas con riesgo suicida . Esta guía promueve un cambio hacia un enfoque más holístico y centrado en la persona, en lugar de basarse en la predicción del riesgo, la cual es poco fiable debido a la rapidez con la que los pensamientos suicidas pueden cambiar. En su lugar, recomienda utilizar un método basado en la comprensión de la situación de cada persona y la gestión de su seguridad.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo publicado en Psychiatric Times acerca de la práctica en psiquiatría , que a pesar de ser una disciplina pragmática que busca aliviar el sufrimiento de los pacientes con diversas herramientas, a menudo se ve obstaculizada por la rigidez de sus modelos teóricos y el tribalismo entre diferentes enfoques (psicoanalítico, farmacológico, etc.). Esta división puede llevar a la aplicación inflexible de etiquetas diagnósticas y tratamientos, ignorando la complejidad individual de cada paciente. El autor ilustra este punto con tres historias conmovedoras: Ray Osheroff: Un nefrólogo con depresión que fue mal diagnosticado y tratado exclusivamente con terapia psicoanalítica en Chestnut Lodge, lo que empeoró su condición hasta que fue trasladado y tratado con antidepresivos, revelando la arrogancia de un enfoque único. Susannah Cahalan: Una joven con una rara enfermedad autoinmune que causó psicosis, inicialmente diagnosticada erróneamente con problemas psiquiátricos y tratada con antipsicóticos, hasta que un neurólogo investigó más a fondo, exponiendo los peligros del reduccionismo psiquiátrico. Laura Delano: Una joven que fue diagnosticada con múltiples trastornos psiquiátricos y medicada durante 14 años desde la adolescencia, hasta que decidió dejar la medicación y recuperó una vida plena, cuestionando la tendencia a la patologización excesiva. Los autores concluyen que estas historias son lecciones de humildad para la psiquiatría. En lugar de defender rígidamente un solo paradigma, los profesionales deben adoptar un enfoque más flexible, pragmático y escéptico, combinando diferentes herramientas terapéuticas según las necesidades del paciente y reconociendo las limitaciones del campo ante la complejidad del sufrimiento humano. La clave está en la adaptabilidad y la capacidad de cuestionar las propias creencias para evitar el exceso de confianza que puede eclipsar la realidad con el paciente.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo de opinión publicado en Redacción Médica sobre las dificultades para distinguir los límites que separan lo normal y lo patológico en salud mental. Destaca la difusa frontera entre lo normal y lo patológico, agravada por la subjetividad inherente a la condición humana y la relevancia de la psique en las relaciones interpersonales. A esto se suma una intolerancia cultural hacia la incomodidad, que fomenta la medicalización de experiencias humanas normales, como el duelo, la inseguridad laboral o la irritación ante problemas sociales, llevando a un consumo excesivo de psicofármacos. Los autores critican un abordaje superficial de estos problemas en el sistema sanitario, centrado en tratar síntomas y no en las causas profundas, lo que contribuye a la iatrogenia y al abuso de medicamentos. Destacan que la reciente aprobación de un nuevo plan de salud mental por el consejo interterritorial busca, entre otros objetivos, reducir este abuso promoviendo un enfoque comunitario. El plan incluye el refuerzo de recursos humanos en salud mental y la incorporación de psicólogos y acceso a psicoterapia. Sin embargo, advierte que una implementación acrítica podría aumentar la "psicologización" inadecuada. Sugiere que sería más efectivo permitir a los profesionales de atención primaria consultar a psicólogos en lugar de derivar directamente a los pacientes. Aunque se valora el énfasis del plan en alternativas a la institucionalización, los autores critican su falta de atención a la medicalización en salud mental y señala que propuestas como la "prescripción social" no abordan las causas reales de la demanda. Proponen, en cambio, un enfoque genuinamente comunitario, que promueva políticas públicas saludables en educación, trabajo, vivienda y ocio, implicando sectores más allá del sanitario para abordar las fuentes de malestar y desigualdad. Finalmente, el texto aboga por estrategias intersectoriales como las sugeridas por la OMS en su iniciativa "Salud en todas las políticas" y podría ser un paso positivo si fomenta la prevención de la medicalización inadecuada y fortalece la atención primaria y comunitaria para promover la salud colectiva en colaboración con otros sectores sociales.
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