Capacidad testamentaria

11 de diciembre de 2024

El artículo aborda la capacidad testamentaria, que se refiere a la capacidad de una persona para hacer un testamento válido. Proporciona una guía detallada sobre cómo evaluar la capacidad testamentaria, destacando la importancia de la comprensión legal y médica en la elaboración de testamentos válidos y la resolución de disputas testamentarias.

A medida que la sociedad cambia y aumenta la herencia de ingresos (en gran medida relacionados con el aumento de los precios de las viviendas), las disputas sobre testamentos se han incrementado.

Se presentan varios casos ficticios para ilustrar puntos específicos en la evaluación de la capacidad testamentaria. Además, se mencionan varios casos legales que han aclarado aspectos del test de capacidad testamentaria desde 1870, como la validez de un testamento si el testador pierde la capacidad después de dar instrucciones claras.

El artículo subraya que la capacidad mental es específica para la decisión y el momento, y que la presencia de capacidad testamentaria depende de cómo esté el testador en el momento de instruir y ejecutar el testamento. También se discuten las complejidades adicionales que pueden surgir en familias con segundos matrimonios y hijastros, que pueden requerir un mayor grado de función cognitiva para entender.

Algún apunte del artículo (aunque lo mejor es leerlo completo)

  • En derecho consuetudinario, la capacidad testamentaria implica que deben existir cuatro cosas al mismo tiempo:
  • El testador debe ser capaz de comprender la naturaleza de la redacción del testamento y sus efectos.
  • Debe ser capaz de comprender y recordar el alcance de su propiedad.
  • Debe ser capaz de comprender la naturaleza y el alcance de los derechos que les corresponden tanto a quienes incluyen en su testamento como a quienes excluyen de él. Sería útil encontrar pruebas de su razonamiento para tomar la decisión que tomó. Por supuesto, si está entrevistando a una persona viva, puede preguntarle directamente sus razones y sondear suavemente el motivo por el que un testamento puede haber cambiado con respecto a uno anterior.
  • Ningún engaño insano podrá influir en su voluntad al disponer de sus bienes y producir una disposición de los mismos que, si la mente hubiera estado sana, no habría tenido lugar. Se refiere a la presencia de un trastorno mental que podría afectar potencialmente la disposición del testamento.
  • Los abogados a veces hacen referencia a "la regla de oro", que es una recomendación judicial según la cual, cuando un abogado redacta un testamento para un testador anciano o gravemente enfermo, este debe ser presenciado o aprobado por un médico, quien debe dejar constancia de su examen del testador y de sus conclusiones. Se debe examinar un testamento anterior y cualquier modificación propuesta debe discutirse con el testador. Esto no forma parte de la prueba de capacidad testamentaria, sino una recomendación de buena práctica. El incumplimiento de la regla de oro no invalidará necesariamente un testamento.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Nueva guía británica (NHS) sobre mejores prácticas para la evaluación, formulación y gestión de la seguridad de las personas con riesgo suicida . Esta guía promueve un cambio hacia un enfoque más holístico y centrado en la persona, en lugar de basarse en la predicción del riesgo, la cual es poco fiable debido a la rapidez con la que los pensamientos suicidas pueden cambiar. En su lugar, recomienda utilizar un método basado en la comprensión de la situación de cada persona y la gestión de su seguridad.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo publicado en Psychiatric Times acerca de la práctica en psiquiatría , que a pesar de ser una disciplina pragmática que busca aliviar el sufrimiento de los pacientes con diversas herramientas, a menudo se ve obstaculizada por la rigidez de sus modelos teóricos y el tribalismo entre diferentes enfoques (psicoanalítico, farmacológico, etc.). Esta división puede llevar a la aplicación inflexible de etiquetas diagnósticas y tratamientos, ignorando la complejidad individual de cada paciente. El autor ilustra este punto con tres historias conmovedoras: Ray Osheroff: Un nefrólogo con depresión que fue mal diagnosticado y tratado exclusivamente con terapia psicoanalítica en Chestnut Lodge, lo que empeoró su condición hasta que fue trasladado y tratado con antidepresivos, revelando la arrogancia de un enfoque único. Susannah Cahalan: Una joven con una rara enfermedad autoinmune que causó psicosis, inicialmente diagnosticada erróneamente con problemas psiquiátricos y tratada con antipsicóticos, hasta que un neurólogo investigó más a fondo, exponiendo los peligros del reduccionismo psiquiátrico. Laura Delano: Una joven que fue diagnosticada con múltiples trastornos psiquiátricos y medicada durante 14 años desde la adolescencia, hasta que decidió dejar la medicación y recuperó una vida plena, cuestionando la tendencia a la patologización excesiva. Los autores concluyen que estas historias son lecciones de humildad para la psiquiatría. En lugar de defender rígidamente un solo paradigma, los profesionales deben adoptar un enfoque más flexible, pragmático y escéptico, combinando diferentes herramientas terapéuticas según las necesidades del paciente y reconociendo las limitaciones del campo ante la complejidad del sufrimiento humano. La clave está en la adaptabilidad y la capacidad de cuestionar las propias creencias para evitar el exceso de confianza que puede eclipsar la realidad con el paciente.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo de opinión publicado en Redacción Médica sobre las dificultades para distinguir los límites que separan lo normal y lo patológico en salud mental. Destaca la difusa frontera entre lo normal y lo patológico, agravada por la subjetividad inherente a la condición humana y la relevancia de la psique en las relaciones interpersonales. A esto se suma una intolerancia cultural hacia la incomodidad, que fomenta la medicalización de experiencias humanas normales, como el duelo, la inseguridad laboral o la irritación ante problemas sociales, llevando a un consumo excesivo de psicofármacos. Los autores critican un abordaje superficial de estos problemas en el sistema sanitario, centrado en tratar síntomas y no en las causas profundas, lo que contribuye a la iatrogenia y al abuso de medicamentos. Destacan que la reciente aprobación de un nuevo plan de salud mental por el consejo interterritorial busca, entre otros objetivos, reducir este abuso promoviendo un enfoque comunitario. El plan incluye el refuerzo de recursos humanos en salud mental y la incorporación de psicólogos y acceso a psicoterapia. Sin embargo, advierte que una implementación acrítica podría aumentar la "psicologización" inadecuada. Sugiere que sería más efectivo permitir a los profesionales de atención primaria consultar a psicólogos en lugar de derivar directamente a los pacientes. Aunque se valora el énfasis del plan en alternativas a la institucionalización, los autores critican su falta de atención a la medicalización en salud mental y señala que propuestas como la "prescripción social" no abordan las causas reales de la demanda. Proponen, en cambio, un enfoque genuinamente comunitario, que promueva políticas públicas saludables en educación, trabajo, vivienda y ocio, implicando sectores más allá del sanitario para abordar las fuentes de malestar y desigualdad. Finalmente, el texto aboga por estrategias intersectoriales como las sugeridas por la OMS en su iniciativa "Salud en todas las políticas" y podría ser un paso positivo si fomenta la prevención de la medicalización inadecuada y fortalece la atención primaria y comunitaria para promover la salud colectiva en colaboración con otros sectores sociales.
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