Crisis de salud mental en los jóvenes: ¿individuos enfermos o sociedades enfermas?

27 de junio de 2023

Artículo de opinión sobre la crisis de salud mental en jóvenes y adolescente, resalta la importancia de los factores sociales para la salud mental.


Se extraen algunos párrafos:


La prevalencia de la ansiedad y la depresión ha ido en aumento en la última década, en particular en jóvenes y adolescentes. 


Habría dos formas de abordar este problema. El primero considera este aumento como una epidemia de los trastornos psiquiátricos, mientras que el otro considera el aumento de la angustia psicológica en la juventud como un reflejo de la desorganización y problemas sociopolíticos. Simplificando el problema, este contraste puede verse como una polaridad de individuos enfermos versus una sociedad enferma.


El crecimiento de las redes sociales ha hecho que la dinámica adolescente del desarrollo de la identidad sea aún más turbulenta y ha sometido a los adolescentes a la presión de sus compañeros y al acoso en internet. Los desafíos económicos han dejado a muchos adultos jóvenes con perspectivas sombrías de empleo y vivienda propia, y los jóvenes enfrentan ansiedad por el cambio climático y sus consecuencias potencialmente devastadoras en sus vidas futuras.


La conciencia general de que la crisis de salud mental en la juventud está entrelazada con la agitación sociopolítica ha desdibujado los límites entre las perspectivas sociales y médicas. Sin embargo, la atención clínica permanece en gran medida centrada en intervenciones individuales con una perspectiva biomédica implícita centrada en el tratamiento de personas enfermas.



Una mayor conciencia de los determinantes sociales de la salud mental no solo podría combatir la orientación biomédica implícita de la atención psiquiátrica contemporánea, sino que también podría aumentar el apoyo del público en general a las reformas sociopolíticas relevantes y la financiación de iniciativas de salud pública.

Por Alfredo Calcedo 30 de mayo de 2025
El tratamiento de mantenimiento antipsicótico previene eficazmente la recaída después de un primer episodio psicótico, sin embargo, una vez que han remitido los síntomas, muchos pacientes desean reducir o suspender su medicación, debido a los efectos secundarios, las preocupaciones de salud a largo plazo, el estigma o el deseo de recuperar la autonomía. Las directrices actuales sugieren una reducción gradual, pero aún no está claro cuál debería ser la velocidad óptima de esta reducción, especialmente en pacientes que remitieron de un primer episodio psicótico. Además, la afinidad del fármaco antipsicótico por el receptor D2 también puede afectar el riesgo de recaída Este estudio examinó el riesgo de recaída y el tiempo hasta la recaída , dentro de los primeros 18 meses después de la remisión de un primer episodio psicótico, en 227 personas que redujeron gradualmente la medicación antipsicótica. Los resultados indican que la velocidad de reducción gradual no predijo el riesgo de recaída. En comparación con los usuarios de antipsicóticos antagonistas de alta afinidad D2, los pacientes que usaban antagonistas de baja afinidad D2 y agonistas D2 parciales tuvieron un menor riesgo de recaída. En conclusión, el estudio destaca varias consideraciones importantes para médicos, pacientes y familiares al reducir gradualmente la medicación antipsicótica tras alcanzar la remisión de un primer episodio psicótico. Una estrategia de reducción gradual sigue siendo preferible, pero puede que no sea necesario seguir un proceso de reducción extremadamente lento. Se requiere especial precaución al reducir gradualmente la dosis de antagonistas de alta afinidad D2, como el haloperidol o la risperidona. En pacientes ya estabilizados con antagonistas D2 potentes, se justifica una monitorización adicional durante la reducción. Puede ser prudente iniciar el tratamiento en el primer episodio psicótico con un agonista D2 parcial o un antagonista de baja afinidad D2, dado su perfil de riesgo de recaída potencialmente más favorable al considerar la reducción de dosis o la interrupción tras la remisión.
Por Alfredo Calcedo 30 de mayo de 2025
La contaminación atmosférica y la vegetación se están consolidando como factores de riesgo y protección modificables, respectivamente, en la salud mental infantil. Sin embargo, las investigaciones muestran que las inconsistencias y los posibles efectos diferenciales en función de factores como el sexo, la edad, el nivel socioeconómico (NSE) o la predisposición genética siguen siendo en gran medida desconocidos. En este estudio, se examinan las asociaciones entre la contaminación atmosférica y la vegetación circundante con conductas internalizantes y externalizantes . Además, se exploró el posible papel modificador de la susceptibilidad genética a estos rasgos y del nivel socioeconómico Resultados: se observa una evidencia preliminar de efectos perjudiciales de 12 meses de exposición a nivel escolar a la contaminación atmosférica sobre el comportamiento internalizante y efectos protectores del verdor que rodea la escuela (índice de vegetación diferencial) sobre el comportamiento externalizante. Estas asociaciones no difirieron según el sexo o el grupo de edad y no fueron moderadas por el estatus socioeconómico o la predisposición genética a la depresión, la ansiedad, el TDAH o los rasgos externalizantes.
Por Alfredo Calcedo 30 de mayo de 2025
El TLP es un trastorno psicopatológico grave caracterizado por la difusión de la identidad, miedo al abandono, inestabilidad en las relaciones, conductas impulsivas, suspicacia en contexto de estrés elevado y desregulación emocional, incluyendo episodios de ira intensa, sentimientos de vacío y cambios de humor drástico. En España, la prevalencia del TLP se encuentra entre el 1 y el 2% de la población general, siendo tres veces más frecuente en mujeres. El Servicio de Rehabilitación (SR) Lesseps, de la Fundació CPB Servicios Salud Mental de Barcelona , ha estudiado, durante 7 años, la eficacia de la rehabilitación psicosocial en personas con TLP. Los resultados del estudio apuntan que la rehabilitación psicosocial de las personas con TLP mejora los síntomas clínicos pero también la funcionalidad y la calidad de vida de las personas atendidas: casi la mitad de los participantes (49,6%) constataron una mejora significativa de su funcionalidad y el 32,4% afirmó mantenerse estable.
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