La madre de una niña, enfermera de profesión, administró a su hija fármacos que ella manejaba en su trabajo (tramadol, prometazina y flecainida), desde que su hija tenía alrededor de 18 meses, hasta los cuatro años. La intención era culpar a su exmarido de esta conducta y privarlo de relacionarse con la menor.
La Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a esta enfermera a tres años y diez meses de cárcel por drogar a su hija, tras demostrar que durante un periodo de tiempo que el padre no tuvo contacto con la niña (estaba en prisión por un delito de quebrantamiento de la orden de alejamiento), la madre le seguía administrando estos fármacos.
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