Finasteride (para el tratamiento de la pérdida de cabello) e ideación suicida

29 de octubre de 2025

Este artículo expone los hallazgos de una revisión científica sobre los efectos psiquiátricos del finasteride, un medicamento ampliamente utilizado para tratar la alopecia androgenética (AGA).

La revisión, publicada en el Journal of Clinical Psychiatry, analiza ocho estudios clave realizados entre 2017 y 2023. Cuatro de ellos se centran en efectos secundarios reportados por pacientes, y los otros cuatro en grandes bases de datos de historiales médicos. Los resultados muestran que los usuarios de finasteride tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir depresión, ansiedad y pensamientos suicidas en comparación con quienes no lo usan.

Finasteride, comercializado como Propecia o Proscar, actúa bloqueando la enzima 5α-reductasa, que convierte la testosterona en dihidrotestosterona (DHT), responsable de la miniaturización de los folículos capilares. Sin embargo, esta enzima también participa en la producción de neuroesteroides como la alopregnanolona, que ayudan a controlar el estado de ánimo. Al interferir en este proceso podría explicar sus efectos psiquiátricos.

Los efectos adversos pueden persistir incluso después de suspender el tratamiento, y en algunos casos han sido tan graves que han derivado en suicidios. Aunque ya en 2002 se sospechaba de una relación con la depresión, la FDA no reconoció este efecto secundario hasta 2011, y no añadió la ideación suicida a la etiqueta del medicamento hasta 2022.

Las cifras son preocupantes: en 2011 se reportaron 18 suicidios y en 2024, ascendieron a 320. El artículo también denuncia una grave falta de vigilancia farmacológica. Muchos médicos no asocian los síntomas psiquiátricos al medicamento, y las familias a menudo desconocen que sus seres queridos lo estaban tomando. Además, al tratarse de un fármaco cosmético, finasteride ha escapado a controles rigurosos que sí se aplican a medicamentos psiquiátricos.

Dr. Brezis, autor del artículo, critica que ninguno de los estudios de seguridad fue promovido por Merck, fabricante original, ni exigido por los reguladores. Propone que se exija a los fabricantes realizar estudios post-comercialización y que se refuerce su cumplimiento. También cuestiona la eficacia a largo plazo del medicamento, señalando que muchos estudios son pequeños, financiados por la industria y sesgados.

Finalmente, el artículo advierte sobre la facilidad con la que jóvenes pueden adquirir finasteride en línea sin receta ni supervisión médica, lo que agrava el problema.

Por Alfredo Calcedo 12 de diciembre de 2025
La serotonina es un neurotransmisor esencial que regula numerosas funciones fisiológicas, neurológicas y conductuales. La serotonina periférica, producida principalmente en el intestino, controla la motilidad gastrointestinal y el tono vascular, mientras que la serotonina central, sintetizada en el cerebro, regula procesos como la ingesta de alimentos, la emoción, la memoria, el aprendizaje y la conducta sexual. El consumo crónico de una dieta alta en grasas (HFD, por sus siglas en inglés) altera la señalización serotoninérgica en el intestino, el cerebro y el eje intestino-cerebro , que permite la comunicación bidireccional entre ambos sistemas. Aunque los mecanismos exactos no se comprenden del todo, se ha observado que la HFD provoca cambios específicos en las vías serotoninérgicas: aumenta los niveles de serotonina en el intestino y produce efectos regionales en el cerebro. En los núcleos del rafe, la HFD incrementa la biosíntesis de serotonina, pero la activación de los autorreceptores 5-HT1A inhibe su liberación hacia áreas de proyección. Además, el aumento de la degradación de serotonina reduce sus niveles en el hipocampo y el hipotálamo. Otro hallazgo clave es el papel central de los metabolitos microbianos en esta disfunción. Los ácidos grasos de cadena corta, producidos por la microbiota intestinal, contribuyen significativamente a la alteración de la liberación y señalización de serotonina bajo condiciones de HFD. Comprender estos mecanismos podría abrir nuevas estrategias terapéuticas para tratar disfunciones serotoninérgicas asociadas con trastornos gastrointestinales, alteraciones del estado de ánimo y complicaciones relacionadas con la obesidad. Comentado en Psypost
Por Alfredo Calcedo 12 de diciembre de 2025
En el XXVIII Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado en Zaragoza, el Dr. Manuel Martín Carrasco planteó una cuestión importante acerca de la atención a las personas con problemas graves de salud mental: ¿siguen siendo necesarios los hospitales psiquiátricos? Su reflexión partió de un enfoque ético, recordando que las personas con enfermedad mental grave viven en una vulnerabilidad múltiple —cognitiva, emocional y social— que exige proteger su dignidad. Esta, explicó, se sostiene sobre tres pilares: autonomía, atención a la vulnerabilidad y reconocimiento del otro. Sin embargo, el énfasis exclusivo en la autonomía puede generar indefensión, justo lo contrario de lo que se busca. Martín subrayó que la prioridad en psiquiatría es atender adecuadamente a quienes presentan patologías graves, adaptando los cuidados a sus necesidades cambiantes. En el binomio curar-cuidar, el cuidado adquiere a menudo un papel central, y este puede brindarse en distintos entornos: el hogar, recursos comunitarios o unidades de larga estancia. Lo importante no es el lugar, sino su adecuación a las necesidades del paciente. Defendió la utilidad de las unidades de media y larga estancia, que ofrecen entornos estructurados para estabilizar síntomas severos, rehabilitar y evitar la institucionalización. Sus beneficios incluyen continuidad asistencial, tratamiento integral y reducción de recaídas. Criticó que las políticas sanitarias hayan reducido drásticamente las camas psiquiátricas, lo que genera presión sobre las hospitalizaciones agudas, saturación de servicios y sobrecarga de cuidadores. “Cuidar a una persona con enfermedad mental grave es una tarea muy dura”, advirtió. Finalmente, introdujo la psiquiatría paliativa como disciplina emergente, orientada a mejorar la calidad de vida mediante un enfoque bio-psico-social y espiritual, basado en empatía, compasión y respeto a valores y creencias. Concluyó recordando que la dignidad humana implica garantizar atención en la vulnerabilidad, que algunas personas requieren entornos estructurados y que la continuidad asistencial demanda mantener camas de larga estancia para casos complejos.
Por Alfredo Calcedo 12 de diciembre de 2025
En los últimos años, se ha extendido la idea de que el cannabidiol (CBD), uno de los componentes del cannabis, podría contrarrestar los efectos negativos del tetrahidrocannabinol (THC), especialmente en personas con esquizofrenia. Muchos pacientes se preguntan si consumir productos con una alta proporción de CBD frente a THC podría reducir el riesgo de empeorar sus síntomas. Un estudio reciente se propuso responder a esta cuestión por primera vez. Chesney y colaboradores realizaron un ensayo controlado con placebo y diseño cruzado en 30 personas con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo y consumo problemático de cannabis. Los participantes recibieron 1000 mg de CBD o placebo tres horas antes de inhalar cannabis vaporizado. Se evaluaron la memoria verbal diferida y los síntomas psicóticos mediante pruebas estandarizadas. La hipótesis era: el CBD debía mitigar los efectos adversos del cannabis. Sin embargo, los resultados fueron todo lo contrario. El CBD no solo no protegió, sino que empeoró el rendimiento en memoria verbal y aumentó los síntomas positivos de la esquizofrenia. Además, se observó un incremento en la presión arterial sistólica, aunque sin cambios en la percepción subjetiva del efecto de la droga. Los análisis de sangre revelaron que el CBD no alteró la exposición al metabolito activo del THC, pero sí incrementó la del metabolito inactivo. A diferencia de lo esperado, mayores niveles plasmáticos de CBD se correlacionaron con peores resultados cognitivos y más síntomas psicóticos. Este hallazgo, inesperado pero respaldado por un estudio bien diseñado, plantea nuevas preguntas: ¿responden de manera distinta las personas con esquizofrenia y consumo de cannabis frente a individuos sanos? ¿Influye la vía de administración o la proporción CBD/THC en estos efectos? En definitiva, este estudio demuestra que el CBD oral, cuando se usa antes del cannabis, puede empeorar los síntomas inducidos por el cannabis en personas con esquizofrenia. Entonces, ¿qué debemos decirles a nuestros pacientes con esquizofrenia que consumen cannabis y están interesados en el CBD? Para empezar, el consumo de cannabis es especialmente peligroso para quienes padecen enfermedades psicóticas, ya que puede exacerbar síntomas como la paranoia y el deterioro cognitivo. Dados estos nuevos hallazgos, debemos informarles que el CBD probablemente no los protegerá de los daños relacionados con el cannabis, e incluso podría empeorarlos. Por ahora, lo mejor que podemos ofrecer es una explicación clara de los riesgos asociados al consumo de cannabis. Artículo comentado en la misma revista (Neuropsychopharmacology).