La distribución bimodal por edades de los asesinatos en masa
Las investigaciones han identificado una distribución por edad bimodal entre los asesinos en masa, donde los delincuentes más jóvenes suelen estar al final de la adolescencia y los mayores en la edad mediana.
Una nueva revisión sistemática publicada en Evolutionary Psychological Science sugiere que la etapa vital de un asesino en masa influye significativamente en sus motivaciones, factores estresantes y selección de objetivos.
Desde una perspectiva evolutiva y utilizando la Teoría de la Historia de Vida y modelos evolutivos de competencia masculina y control de recursos, este estudio explora cómo los factores estresantes ambientales específicos de la edad interactúan con los mecanismos psicológicos evolutivos, configurando las vías hacia la violencia masiva
Mientras que los perpetradores más jóvenes suelen estar impulsados por el rechazo social crónico y la privación de estatus, los delincuentes mayores son más propensos a reaccionar a trastornos vitales agudos (divorcio, ruina económica). Los agresores jóvenes suelen cometen actos públicos de violencia como forma de dominación y búsqueda de notoriedad mientras que los agresores mayores son más propensos al homicidio familiar y suicidio, como estrategia desesperada.
Desde una perspectiva evolutiva, la búsqueda de notoriedad puede funcionar como una respuesta compensatoria a la pérdida de estatus social o al rechazo. Históricamente, los hombres han competido por el dominio, el prestigio y el reconocimiento, rasgos vinculados al éxito reproductivo. En entornos ancestrales, los individuos de alto estatus se beneficiaban de un mayor acceso a recursos y parejas, mientras que los individuos de bajo estatus enfrentaban la exclusión social y menores oportunidades reproductivas. En el contexto moderno, el asesinato masivo público puede ser un intento patológico de reclamar estatus, incluso póstumamente, cuando otras formas de reconocimiento social se perciben como inalcanzables. Esto se alinea con la investigación que muestra que los delincuentes más jóvenes con frecuencia citan un deseo de reconocimiento y poder como motivos para sus acciones.
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