La huella de las inundaciones en la salud mental: cómo atenuar el impacto
El artículo publicado en The Conversation, analiza las consecuencias psicológicas de las inundaciones repentinas, tomando como referencia la DANA que afectó gravemente a la costa mediterránea española en octubre de 2024.
A partir de una revisión sistemática de más de 800 estudios científicos, se concluye que las inundaciones tienen un impacto significativo y duradero en la salud mental de los afectados, con trastornos como el estrés postraumático (TEPT), la ansiedad y la depresión como los más prevalentes. Estos efectos pueden persistir al menos tres años, y aunque tienden a disminuir con el tiempo, en algunos casos se cronifican.
Los datos muestran que las personas que sufrieron directamente la inundación presentan tasas mucho más altas de TEPT (36,2 % frente al 7,9 % en no afectados), ansiedad (28,3 % frente al 6,5 %) y depresión (20,1 % frente al 5,8 %). Además, ciertos grupos son más vulnerables: mujeres, niños, adolescentes, personas con bajo nivel socioeconómico o educativo, desempleados y quienes ya tenían problemas de salud mental.
También se destaca el papel de los factores estresantes secundarios, como los daños materiales, problemas con seguros, interrupciones en la vida cotidiana y pérdida de servicios, que agravan el impacto psicológico si no se gestionan rápidamente.
Para mitigar estos efectos, el artículo propone varias medidas:
- Mejor coordinación interinstitucional entre organismos de prevención, respuesta, seguros y servicios sociosanitarios.
- Preparación adecuada ante futuras inundaciones, que puede reducir el TEPT.
- Incluir expertos en salud mental en los comités de emergencia.
- Dotar de recursos suficientes a los servicios de salud mental, con atención escalonada e integrada.
- Vigilancia epidemiológica que incluya trastornos mentales.
- Intervenciones sostenidas a medio y largo plazo, adaptadas al contexto.
En resumen, el artículo subraya la necesidad de una respuesta integral y sostenida para abordar no solo los daños físicos, sino también la profunda huella emocional que dejan las inundaciones en las comunidades afectadas.





