Manejo de la interacción ciprofloxacino-clozapina mediante monitorización basada en inmunoensayo: Informe de un caso

3 de julio de 2025

El caso clínico se centra en una mujer de 57 años hospitalizada por celulitis de la pared abdominal, que requirió tratamiento antibiótico. La esquizofrenia de la paciente se había controlado eficazmente con clozapina durante varios años. Sin embargo, tras el inicio del tratamiento con ciprofloxacino, presentó un aumento de la sedación y concentraciones plasmáticas elevadas de clozapina

Muchos factores pueden afectar las concentraciones de clozapina, incluyendo variaciones genéticas, edad, sexo, tabaquismo y consumo de cafeína. La clozapina se metaboliza hepáticamente a través del sistema enzimático del citocromo P450 (CYP450), siendo CYP1A2 el metabolizador principal. La mayoría de las interacciones farmacológicas (IDF) que involucran clozapina están mediadas por las enzimas CYP450. Por ejemplo, fumar tabaco induce CYP1A2, lo que resulta en concentraciones séricas más bajas de clozapina en fumadores en comparación con no fumadores. Los fumadores suelen presentar concentraciones séricas promedio de clozapina entre un 20 % y un 40 % más bajas en comparación con los no fumadores, y la interrupción del tabaquismo puede llevar a un aumento de más del 50 % en la exposición a la clozapina. Esta relación es particularmente significativa considerando las tasas de tabaquismo notablemente altas entre las personas con esquizofrenia en comparación con la población general. El consumo de cafeína con clozapina también puede resultar en concentraciones de clozapina más altas de lo esperado debido a la capacidad de la cafeína para inhibir el CYP1A2. Se estima que las concentraciones de clozapina pueden aumentar aproximadamente un 20 % en adultos jóvenes sanos al consumir cafeína

La interacción de la clozapina con la ciprofloxacina, un antibiótico fluoroquinolónico relativamente común, es particularmente destacable. La ciprofloxacina inhibe el CYP1A2, lo que reduce el metabolismo de la clozapina y potencialmente aumenta sus concentraciones plasmáticas. El uso combinado de ciprofloxacina con clozapina puede resultar en una interacción significativa con consecuencias clínicas graves, incluyendo al menos una muerte reportada.

Es difícil predecir en qué medida los factores específicos del paciente influirán en las concentraciones de clozapina. Este caso demuestra que el uso del inmunoensayo para clozapina, con un tiempo de respuesta significativamente menor, junto con los cambios observados en el estado clínico, permitió ajustes rápidos de la dosis de clozapina. Si está disponible, se debe considerar la realización de inmunoensayos en pacientes tratados con clozapina para guiar los ajustes de dosis, especialmente en el contexto de uno o más factores que se sabe que influyen en las concentraciones de clozapina.

Por Alfredo Calcedo 14 de noviembre de 2025
Este estudio publicado en Nature Communications investigó si la pandemia de COVID-19 aceleró el envejecimiento del cerebro, incluso en personas que no se infectaron. Para ello, los investigadores analizaron imágenes cerebrales de casi mil personas antes y después de la pandemia, comparándolas con un grupo que tuvo dos estudios antes de la pandemia. ¿Qué encontraron? El cerebro de quienes vivieron la pandemia envejeció más rápido: como si hubieran sumado unos 5 meses extra de edad cerebral. Este cambio ocurrió aunque no hubieran tenido COVID-19, lo que indica que factores como el estrés, el aislamiento y los cambios en la vida diaria influyeron. El envejecimiento cerebral acelerado fue más pronunciado en varones y personas de entornos sociodemográficos más desfavorecidos y estas diferencias se presentaron independientemente de la infección por SARS-CoV-2. En quienes sí tuvieron covid19 (infección por SARS-CoV-2), además del envejecimiento acelerado, se observó más relación con problemas cognitivos. Implicaciones: La pandemia tuvo un impacto sustancial en la salud cerebral global, más allá de la infección directa. No solo afectó la salud física, también dejó huella en el cerebro. Se requiere atención a desigualdades sociales y estrategias para mitigar el impacto neurocognitivo, psicológico y social en futuras crisis. No está claro si esta aceleración es reversible, lo que plantea retos para la salud pública y la investigación sobre envejecimiento cerebral. Comentado en El Médico Interactivo.
Por Alfredo Calcedo 14 de noviembre de 2025
La hipersensibilidad del receptor D1 podría ser un mecanismo para las conductas repetitivas y compulsivas asociadas con el síndrome de Tourette. Ecopipam es un medicamento potencialmente de primera clase que bloquea la acción del neurotransmisor dopamina en el receptor D1. En un ensayo de fase 3 con más de 100 pacientes, el subgrupo pediátrico que recibió ecopipam presentó una reducción del 50 % en el riesgo de recaída en niños con síndrome de Tourette, en comparación con quienes recibieron placebo. Ecopipam resultó seguro y eficaz para mejorar los síntomas del síndrome de Tourette en niños, adolescentes y adultos, según esta nueva investigación.
Por Alfredo Calcedo 14 de noviembre de 2025
Este número monográfico (noviembre 2024), en abierto, de la revista The American Journal of Psychatry se centra en la comprensión de los trastornos por consumo de sustancias (TCS), con temas relevantes para el impacto de los criterios del DSM-5 en el diagnóstico de los TCS, las disparidades raciales en el tratamiento, las estrategias de prevención de daños, los circuitos neuronales y la genética. Comienza con una revisión de los circuitos neuronales asociados a los TCS, que destaca cómo el tratamiento afecta la función de estos circuitos. Esta revisión se complementa con dos estudios que abordan cuestiones relevantes para los determinantes sociales de la salud, la prestación de servicios sanitarios y el tratamiento. El primero caracteriza las disparidades raciales en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol; el segundo evalúa el impacto de la reducción del consumo de cannabis en los resultados funcionales. Dos artículos se centran en los circuitos neuronales y los genes. El primero utiliza métodos novedosos para obtener imágenes de la neuromelanina del mesencéfalo como indicador de dopamina; el segundo presenta datos de estudios de asociación del genoma completo (GWAS) analizados para comprender la genética de numerosos comportamientos asociados al consumo de alcohol. Finalmente, este número concluye con una carta de datos prioritarios que evalúa el impacto del cambio de criterios, del DSM-IV al DSM-5, en el diagnóstico y la prevalencia de los TCS.