Prevención del suicidio: qué funciona, qué podría funcionar y qué no funciona

20 de febrero de 2025

El artículo analiza las estrategias de prevención del suicidio, evaluando su efectividad y proporcionando ejemplos específicos de lo que ha funcionado, lo que podría funcionar y lo que no ha sido efectivo en la prevención del suicidio. Entre los puntos destacados se incluyen:

La modificación del acceso a los medios para actos suicidas, como la eliminación de pesticidas tóxicos y la instalación de barreras de seguridad en puentes, ha demostrado ser efectiva en la reducción de suicidios. También se ha prestado atención al papel de los estabilizadores del estado de ánimo en la reducción del alto riesgo de suicidio en el trastorno bipolar. Una revisión de revisiones sistemáticas mostró evidencia sustancial de que el litio puede reducir la ocurrencia de actos suicidas. El papel potencial de la ketamina, la terapia electroconvulsiva y la clozapina en la reducción del riesgo de suicidio en poblaciones específicas de pacientes requiere mayor fundamentación.

La ingestión de plaguicidas ha sido una de las principales causas de suicidio en muchos países de ingresos bajos y medios. Los datos más recientes de la OMS indican que, tras la eliminación de plaguicidas más tóxicos en algunos países (China), se han registrado menos muertes relacionadas con este método. Sin embargo, políticas como el almacenamiento seguro de pesticidas no han tenido el mismo impacto significativo en la reducción de suicidios

El artículo también destaca la importancia de la cobertura mediática responsable y cómo la representación del suicidio en los medios puede influir en el comportamiento suicida.

En conclusión, la prevención del suicidio mediante estrategias nacionales y otras acciones coordinadas debe incluir una combinación de políticas de salud pública y clínicas, siendo las primeras probablemente las que tengan un mayor impacto en las tasas de suicidio. Las intervenciones a nivel de la población deben incluir un enfoque en la disminución del acceso a los medios de suicidio, el aumento del acceso a la información sobre cómo buscar ayuda y sobrevivir (incluso a través de los medios de comunicación y programas educativos) y la creación de condiciones económicas que reduzcan el estrés en las poblaciones. Las intervenciones clínicas deben centrarse en la atención humana y de alta calidad, incluida la planificación de la seguridad y el tratamiento basado en la evidencia específica de acuerdo con las necesidades individualizadas de los pacientes.

Por Alfredo Calcedo 3 de noviembre de 2025
En el Congreso de los Diputados, se ha propuesto una reforma legal que proteja mejor a los profesionales sanitarios frente al ciberacoso y amenazas derivadas del uso de inteligencia artificial (IA), como los deepfakes. Expertos en Derecho Sanitario, como el abogado Ricardo De Lorenzo, advierten que el avance tecnológico ha dejado a médicos y enfermeros vulnerables ante nuevas formas de agresión digital. Actualmente, el Código Penal no contempla claramente estas situaciones, lo que dificulta sancionar a quienes dañan el honor o la integridad de los sanitarios. De ahí que se considere “deseable” actualizar el Código Penal. En España ya se han dado casos como el de Susana Moreno, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón, cuya imagen fue suplantada para promocionar pastillas para el adelgazamiento. Además del deepfake, se señala el problema del cyberstalking, donde pacientes pueden acosar a médicos fuera del contexto clínico, por ejemplo, a través de redes sociales o correos electrónicos.
Por Alfredo Calcedo 3 de noviembre de 2025
En EEUU la administración intravenosa repetida de ketamina se está adoptando cada vez más como tratamiento no autorizado para la depresión mayor en la práctica clínica habitual; sin embargo, la evidencia sólida de ensayos controlados con placebo para valorar la eficacia y seguridad de esketamina intravenosa a corto y largo plazo sigue siendo limitada. Este ensayo pragmático, aleatorizado, doble ciego y controlado con midazolam (ensayo KARMA-Dep 2), evalúa la eficacia, seguridad, tolerabilidad, rentabilidad y calidad de vida de los antidepresivos durante y después de infusiones seriadas de ketamina como complemento a la atención hospitalaria habitual. El seguimiento de los participantes tuvo una duración de 6 meses. Resultado: no se observaron diferencias estadísticamente significativas en el criterio de valoración principal, la puntuación en la escala de depresión de Montgomery-Åsberg (MADRS) al final del tratamiento, entre los grupos de ketamina y midazolam. Tampoco se observaron diferencias significativas en los criterios de valoración secundarios de eficacia, cognitivos, económicos o de calidad de vida. Conclusión: Las infusiones seriadas de ketamina no respaldan un efecto antidepresivo superior de las infusiones intravenosas seriadas de ketamina como terapia complementaria a la atención hospitalaria habitual para la depresión moderada a grave.
Por Alfredo Calcedo 3 de noviembre de 2025
Durante décadas, los neurocientíficos han teorizado que las "voces" que oyen las personas con esquizofrenia se originan en una confusión del cerebro entre su propio diálogo interno y sonidos externos. En este estudio se ha proporcionado evidencia directa que respalda esta hipótesis mediante el análisis de ondas cerebrales. Utilizando electroencefalografía (EEG) para monitorizar la actividad eléctrica del cerebro, los investigadores examinaron cómo las personas procesan su diálogo interno. Normalmente, cuando hablamos —en voz alta o en silencio— el cerebro anticipa el sonido de nuestra voz y suprime temporalmente la actividad en la corteza auditiva, el área responsable del procesamiento de los sonidos externos, para diferenciar los pensamientos propios de los estímulos externos. Sin embargo, en las personas que experimentan alucinaciones auditivas, este mecanismo predictivo falla. El estudio contó con 142 participantes, incluyendo personas con esquizofrenia que habían experimentado alucinaciones recientemente, otras con la enfermedad, pero sin alucinaciones recientes y un grupo de control sin diagnóstico. Se pidió a los participantes que mentalmente dijeran «bah» o «bih» mientras escuchaban estos sonidos a través de auriculares. En quienes oyeron voces, surgió un patrón sorprendente: sus cerebros mostraron una mayor actividad en la corteza auditiva cuando su habla imaginada coincidía con el sonido externo, en lugar de suprimirlo como se esperaba. Esto sugiere que el cerebro procesaba los pensamientos internos como si fueran voces externas. Esta clasificación errónea de los sentidos explica por qué las voces alucinatorias se perciben como vívidamente reales, revelándolas como un error neurológico y no como mera imaginación. Los hallazgos no solo profundizan nuestra comprensión de la esquizofrenia, sino que también abren el camino a la detección temprana de la psicosis, lo que podría permitir tratamientos más oportunos y eficaces.