Consentimiento en menores: el tratamiento diferencial entre la aceptación y el rechazo

1 de julio de 2025

Análisis del consentimiento del tratamiento en medicina (según la legislación británica) en menores de 18 años publicado en 2 artículos (parte 1 y parte 2). Este puede ser un tema complejo en la práctica clínica, ya que la ley otorga a los menores competentes/capacitados el derecho absoluto a aceptar el tratamiento, pero un derecho limitado a rechazarlo.

Este primer artículo resume casos recientes de rechazo de tratamiento en menores. Los utiliza para plantear dos preguntas centrales: como profesionales clínicos, ¿cómo consideramos la autodeterminación autónoma en menores y en qué medida la agenda de derechos apoya dicha autodeterminación? Se explora la autonomía como uno de los principios de la ética biomédica. Se considera cómo la agenda de derechos de los menores apoya el desarrollo de la autonomía y cómo los tribunales están otorgando mayor peso a la opinión del menor en la toma de decisiones, de acuerdo con su edad y madurez.

El segundo artículo revisa la toma de decisiones en menores, explora la capacidad (aptitud de una persona para llevar a cabo una tarea) y la competencia (aptitud legal de una persona para celebrar contratos, tomar decisiones o realizar actos legales válidos) en los menores y examina el tratamiento diferencial de la aceptación y el rechazo.

Hay también un artículo de opinión sobre este tema.

Por Alfredo Calcedo 29 de diciembre de 2025
Aspectos más relevantes: Se recomienda el uso de agentes farmacológicos en el trastorno por atracón, especialmente al principio, cuando los pacientes no han experimentado plenamente los beneficios de la psicoterapia. La lisdexanfetamina es el único fármaco aprobado por la FDA para el trastorno por atracón, pero se han evaluado otros medicamentos en estudios, como antidepresivos, anticonvulsivos, estimulantes, antagonistas de los receptores opioides y medicamentos para la obesidad. El trastorno por atracón se asocia comúnmente con otras condiciones médicas y psiquiátricas comórbidas, que pueden guiar la selección de agentes farmacológicos para abordar los síntomas objetivo del trastorno por atracón, como los antidepresivos en personas con trastorno por atracón y síntomas depresivos o ansiosos, los agonistas del péptido similar al glucagón-1 en caso de coexistir un peso elevado o glucosa en sangre, lisdexanfetamina o metilfenidato en casos que se asocian con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o topiramato en casos de trastorno por atracón y migrañas. Los objetivos de la terapia pueden incluir la disminución del número de atracones, la preocupación por la imagen corporal, los pensamientos sobre la comida y las consiguientes alteraciones del estado de ánimo relacionadas con los hábitos alimentarios. La pérdida de peso no es un objetivo universal del tratamiento, ya que no todos los pacientes con trastorno por atracón tienen sobrepeso, y la pérdida de peso no indica el control de los síntomas del trastorno. Si bien se observa pérdida de peso con muchos fármacos para el trastorno por atracón, existen medicamentos que no afectan al peso, como los antidepresivos, que pueden ser eficaces.
Por Alfredo Calcedo 29 de diciembre de 2025
La asociación entre el uso de las redes sociales y la salud mental juvenil sigue siendo poco conocida, y revisiones sistemáticas recientes presentan hallazgos inconsistentes y contradictorios. Estas discrepancias reflejan la excesiva dependencia de las estimaciones de uso autoinformadas, la falta de seguimiento pasivo del comportamiento y la limitada medición de los estados de salud mental momentáneos. En este estudio de cohorte, una intervención de desintoxicación de redes sociales de una semana redujo significativamente los síntomas de ansiedad en un 16,1 %, depresión en un 24,8 % e insomnio en un 14,5 %, especialmente en personas con mayor gravedad de síntomas iniciales. Estos hallazgos sugieren que las intervenciones de cambio de comportamiento digital pueden mejorar la salud mental; sin embargo, la durabilidad de estos resultados y su impacto en el comportamiento justifican estudios adicionales, especialmente en una población más diversa.
Por Alfredo Calcedo 29 de diciembre de 2025
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en la infancia se asocia con diversos resultados adversos a largo plazo. El objetivo de este estudio de cohorte poblacional neozelandesa fue examinar las asociaciones entre los síntomas de TDAH a los 14-16 años de edad y los resultados de salud mental y funcionamiento psicosocial a los 40 años. Resultados Los adolescentes en el cuartil más alto de síntomas de TDAH entre los 14 y los 16 años presentaron un riesgo elevado de trastorno por consumo de sustancias, depresión, ideación suicida, delitos y desempleo durante los primeros años de la edad adulta. Además, presentaban menores ingresos económicos, vivienda propia, estabilidad en sus relaciones y un nivel de vida más bajo. La magnitud de estas asociaciones se atenuó tras ajustar por factores de confusión y el efecto de la coexistencia de trastorno de conducta y trastorno negativista desafiante. Sin embargo, en los modelos ajustados, los síntomas de TDAH se mantuvieron asociados con una mayor probabilidad de consumo de sustancias y delitos, con razones de probabilidades que oscilaron entre 1,4 y 1,6. Conclusión: Los niveles más altos de síntomas de TDAH en la adolescencia se asocian con problemas de consumo de sustancias y delitos en la edad adulta. Se necesitan actividades de prevención secundaria a largo plazo para detectar y gestionar los problemas coexistentes en adultos con antecedentes de TDAH.