Depresión resistente al tratamiento: definición, prevalencia, detección, tratamiento e intervenciones de investigación

20 de marzo de 2024

Artículo de revisión que hace un repaso sobre toda la evidencia científica que existe en torno a la depresión resistente al tratamiento. A continuación, se presentan los puntos clave:

Definición de la Depresión Resistente al Tratamiento (TRD):

Actualmente no existe una definición de consenso para la TRD que tenga utilidad predictiva demostrada en la toma de decisiones clínicas y resultados de salud. La Agencia del Medicamento de EEUU (FDA) y Europea (EMA) han adoptado la definición más utilizada de TRD (es decir, respuesta inadecuada a un mínimo de dos antidepresivos a pesar de la idoneidad del ensayo de tratamiento y la adherencia al tratamiento). 

Prevalencia de la TRD:

El artículo resume las mejores estimaciones de la prevalencia de la TRD basadas en las definiciones actuales. Actualmente se estima que al menos el 30% de las personas con depresión cumplen con esta definición. La TRD es común y representa un desafío significativo en el manejo de la depresión.

Factores de Riesgo para la TRD:

Se revisa la evidencia disponible sobre los factores de riesgo asociados con la TRD.

Estos factores pueden ayudar a identificar a las personas en riesgo de desarrollar TRD. Factores de riesgo de TRD:

  • Factores sociodemográficos (personas mayores, sexo femenino, estatus socioeconómico)
  • Experiencia adversas y traumas (maltrato infantil, eventos de estrés vital)
  • Factores clínicos: gravedad del episodio, duración, síntomas psicóticos, déficits cognitivos.
  • La depresión además es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, obesidad y diabetes mellitus tipo 2, y esto es especialmente evidente en individuos con síndromes depresivos más graves y/o persistentes, que están sobrerrepresentados en las poblaciones con TRD. La evidencia indica que las enfermedades físicas mencionadas son a su vez factores de riesgo para TRD

Detección y Manejo de la TRD:

Se proporcionan recomendaciones para la detección y manejo de la TRD.

Estas recomendaciones se basan en la evidencia de la investigación y en opiniones de expertos internacionales.

La ketamina intravenosa y la esketamina intranasal (coadministradas con un antidepresivo) se consideran eficaces en el tratamiento de la TRD. Algunos antipsicóticos de segunda generación (p. ej., aripiprazol, brexpiprazol, cariprazina, quetiapina XR) han demostrado ser eficaces como tratamientos complementarios a los antidepresivos en pacientes con respuesta parcial, pero sólo la combinación olanzapina-fluoxetina se ha estudiado en la TRD definida por la FDA. La estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMT) está establecida como eficaz y está aprobada por la FDA para personas con TRD. La terapia electroconvulsiva se considera una intervención aguda y de mantenimiento eficaz en la TRD, y la evidencia preliminar sugiere no inferioridad a la ketamina intravenosa aguda. La evidencia para ampliar los ensayos con antidepresivos, cambiar de medicación y combinar antidepresivos es contradictoria. Las psicoterapias manuales no se consideran eficaces por sí solas en la TRD, pero ofrecen un alivio sintomático significativo cuando se agregan a los antidepresivos convencionales. La terapéutica digital está en estudio y representa un posible panorama clínico futuro en esta población.

Investigación de la TRD:

El artículo también revisa las intervenciones en investigación para la TRD. Estas pueden incluir estrategias farmacológicas y no farmacológicas.

En resumen, la TRD es un tema importante en la salud mental, y este artículo ofrece una visión integral de su definición, prevalencia y enfoques de manejo.

Por Alfredo Calcedo 30 de octubre de 2025
Este estudio, realizado mediante una encuesta a estudiantes universitarios, investiga por qué algunas personas que no tienen un trastorno mental escuchan voces, algo que normalmente se asocia con condiciones como la esquizofrenia. El objetivo es entender mejor cómo se relacionan estos tres aspectos psicológicos: 1. El habla interna (lo que nos decimos a nosotros mismos en la mente). 2. La absorción (la capacidad de sumergirse profundamente en pensamientos, fantasías o actividades). 3. Las experiencias similares a alucinaciones auditivas (escuchar voces sin que haya una fuente externa real). Resultados Escuchar voces no es tan raro: muchas personas sin diagnóstico psiquiátrico reportan haber tenido alguna vez experiencias de este tipo. Algunos estudios epidemiológicos a gran escala han estimado que entre el 3 % y el 10 % de los adultos de la población general reportan algún tipo de experiencia de oír voces Las personas que usan mucho el habla interna (especialmente en forma de diálogo interno o con voces distintas) tienen más probabilidad de reportar haber escuchado voces. La absorción también está relacionada: quienes se sumergen más en sus pensamientos o fantasías tienden a tener más experiencias de tipo alucinatorio. La combinación de habla interna compleja + alta absorción parece ser un factor importante en la aparición de estas experiencias. Conclusión Escuchar voces no siempre indica una enfermedad mental. Puede ser parte de la experiencia humana normal, especialmente en personas con gran diálogo interno y una imaginación intensa. Comprender estos mecanismos puede ayudar a reducir el estigma y mejorar el enfoque clínico hacia quienes escuchan voces, diferenciando entre experiencias benignas y patológicas.
Por Alfredo Calcedo 30 de octubre de 2025
Este estudio analiza mediante resonancias magnéticas estructurales cómo el envejecimiento afecta la geometría espacial del cerebro, es decir, su forma global y la disposición relativa de sus regiones. A diferencia de estudios anteriores que se centraban en cambios de volumen o grosor cortical, esta investigación propone que los cambios en la forma y las distancias espaciales entre regiones cerebrales pueden ofrecer una visión más completa del envejecimiento cerebral. Principales hallazgos Cambios globales en la forma del cerebro : El envejecimiento se asocia con patrones distintivos de expansión y compresión a lo largo de diferentes gradientes cerebrales, que afectan especialmente a las regiones frontotemporales. Con la edad, el cerebro muestra una expansión en las regiones inferiores y anteriores. Al mismo tiempo, hay una compresión en las regiones superiores y posteriores. Estos cambios siguen un patrón de gradiente espacial. Relación con el deterioro cognitivo : Patrones específicos de expansión y compresión global y regional se asociaron de forma estrecha a disfunción cognitiva, especialmente en memoria episódica y funciones ejecutivas. Estos hallazgos sugieren que los cambios en la geometría espacial del cerebro envejecido podrían tener consecuencias en la eficiencia de la comunicación entre las regiones cerebrales que podrían subyacer al deterioro cognitivo con el envejecimiento Distancias entre regiones homólogas : La distancia entre algunas regiones aumenta con la edad, especialmente entre estructuras subcorticales (como el tálamo, caudado, amígdala). Algunas regiones, como la corteza parietal superior, muestran compresión. Estos cambios no se explican únicamente por la atrofia o el aumento del tamaño de los ventrículos. Importancia de la geometría cerebral : La forma del cerebro influye en su dinámica funcional. Cambios en la geometría podrían afectar la eficiencia del procesamiento cerebral y contribuir al declive cognitivo. Conclusiones El envejecimiento no solo reduce el volumen cerebral, sino que reorganiza su forma y estructura espacial. Estos cambios geométricos podrían ser biomarcadores útiles para detectar y entender el deterioro cognitivo. La geometría cerebral es un aspecto clave y poco explorado que merece más atención en la neurociencia del envejecimiento. Comentado en Psypost.
Por Alfredo Calcedo 29 de octubre de 2025
El acoso escolar es un problema pernicioso en el mundo moderno, lo que lleva a los investigadores a preguntarse si se trata de un comportamiento nuevo o si tiene raíces más antiguas. Una perspectiva evolutiva del acoso escolar sugiere que es un comportamiento que se extiende mucho más allá de la modernidad. Adoptando esa perspectiva, el autor de este trabajo optó por examinar la evidencia del acoso escolar entre pares en adolescentes en las culturas occidentales durante la Antigüedad (es decir, la Antigua Grecia y Roma), el Período Medieval y el Renacimiento. Dada la escasez de evidencia sobre la vida cotidiana de los adolescentes, se centra en dos fuentes de información. Primero, analiza factores culturales generales que pueden haberse relacionado con el acoso escolar. Segundo, examina la evidencia anecdótica del acoso escolar. Los datos culturales revelan que el acoso escolar fue una característica estructural de la vida histórica en Europa Occidental y, por lo tanto, era muy probable que estuviera presente entre los adolescentes. A nivel anecdótico, la mayor parte de la evidencia del acoso escolar histórico se centra en los rituales de novatadas asociados con la educación. Por lo tanto, la evidencia directa del acoso escolar histórico es escasa. Esto puede deberse a que el acoso entre iguales fue poco común en la historia o a que no merecía la pena registrarlo. El autor se inclina por esta última interpretación y sostiene que, históricamente, el acoso fue al menos tan común en el pasado como lo es hoy, y su gravedad a menudo supera la observada en las culturas modernas. Estos datos encajan con una perspectiva evolutiva del acoso y defienden la importancia de considerar la investigación histórica al crear y probar teorías modernizadas sobre el acoso y sus intervenciones.