El cerebro en la menopausia

7 de marzo de 2025

El estrógeno es crucial para regular la salud cerebral, influyendo en la cognición, el comportamiento y la estabilidad emocional. Apoya la capacidad del cerebro para adaptarse, aprender y mantener la energía. Sin la presencia constante de estrógeno, el cerebro debe encontrar nuevas formas de mantener estas funciones, lo que a menudo conduce a dificultades mentales temporales.

Los investigadores han descubierto cambios específicos en el cerebro durante la menopausia, muchos de los cuales están relacionados con la reducción de los niveles de estrógeno. Los cambios estructurales clave incluyen una pérdida de células cerebrales en áreas implicadas en la atención, el control de la temperatura, el lenguaje, el estado de ánimo y la memoria. 

En promedio, las mujeres tienen un mejor desempeño que los hombres en las mediciones de memoria, comenzando tan pronto como después de la pubertad. Sin embargo, esta ventaja se reduce con la menopausia, mientras que el hipocampo (una zona del cerebro importante para la formación de la memoria) se encoge en tamaño, lo que puede contribuir a las dificultades de memoria que informan las mujeres menopáusicas. Mientras tanto, el hipotálamo (una región del cerebro que regula la temperatura corporal) casi duplica su tamaño con la menopausia, lo que potencialmente contribuye a los síntomas de los sofocos. La amígdala (un área involucrada en la regulación de las emociones) también disminuye en tamaño, lo que podría desempeñar un papel en los cambios de humor que experimentan algunas mujeres. Además, las áreas del cerebro que controlan los ciclos del sueño se alteran, lo que puede ayudar a explicar por qué el insomnio es común durante la menopausia.

¿Son permanentes estos cambios? En muchas mujeres, estos síntomas mejoran después de la menopausia, una vez que el cerebro se adapta a la pérdida de células cerebrales. Incluso la pérdida de células cerebrales puede revertirse en algunas mujeres. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender qué cambios son temporales y cuáles permanentes, por qué algunas mujeres se recuperan cognitivamente mientras que otras no, y cómo la genética y el estilo de vida afectan el ciclo de los síntomas de la menopausia. 

La sociedad ha estigmatizado muchos aspectos de la menopausia, pero no hay por qué avergonzarse. A medida que las investigaciones continúan descubriendo la intrincada relación entre la menopausia y la salud cerebral, una cosa está clara: la menopausia no es un fracaso ni el fin de los “años de gloria” de una persona; es una nueva etapa de la vida que el cerebro aprende a transitar, como cualquier otra.

Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Nueva guía británica (NHS) sobre mejores prácticas para la evaluación, formulación y gestión de la seguridad de las personas con riesgo suicida . Esta guía promueve un cambio hacia un enfoque más holístico y centrado en la persona, en lugar de basarse en la predicción del riesgo, la cual es poco fiable debido a la rapidez con la que los pensamientos suicidas pueden cambiar. En su lugar, recomienda utilizar un método basado en la comprensión de la situación de cada persona y la gestión de su seguridad.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo publicado en Psychiatric Times acerca de la práctica en psiquiatría , que a pesar de ser una disciplina pragmática que busca aliviar el sufrimiento de los pacientes con diversas herramientas, a menudo se ve obstaculizada por la rigidez de sus modelos teóricos y el tribalismo entre diferentes enfoques (psicoanalítico, farmacológico, etc.). Esta división puede llevar a la aplicación inflexible de etiquetas diagnósticas y tratamientos, ignorando la complejidad individual de cada paciente. El autor ilustra este punto con tres historias conmovedoras: Ray Osheroff: Un nefrólogo con depresión que fue mal diagnosticado y tratado exclusivamente con terapia psicoanalítica en Chestnut Lodge, lo que empeoró su condición hasta que fue trasladado y tratado con antidepresivos, revelando la arrogancia de un enfoque único. Susannah Cahalan: Una joven con una rara enfermedad autoinmune que causó psicosis, inicialmente diagnosticada erróneamente con problemas psiquiátricos y tratada con antipsicóticos, hasta que un neurólogo investigó más a fondo, exponiendo los peligros del reduccionismo psiquiátrico. Laura Delano: Una joven que fue diagnosticada con múltiples trastornos psiquiátricos y medicada durante 14 años desde la adolescencia, hasta que decidió dejar la medicación y recuperó una vida plena, cuestionando la tendencia a la patologización excesiva. Los autores concluyen que estas historias son lecciones de humildad para la psiquiatría. En lugar de defender rígidamente un solo paradigma, los profesionales deben adoptar un enfoque más flexible, pragmático y escéptico, combinando diferentes herramientas terapéuticas según las necesidades del paciente y reconociendo las limitaciones del campo ante la complejidad del sufrimiento humano. La clave está en la adaptabilidad y la capacidad de cuestionar las propias creencias para evitar el exceso de confianza que puede eclipsar la realidad con el paciente.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo de opinión publicado en Redacción Médica sobre las dificultades para distinguir los límites que separan lo normal y lo patológico en salud mental. Destaca la difusa frontera entre lo normal y lo patológico, agravada por la subjetividad inherente a la condición humana y la relevancia de la psique en las relaciones interpersonales. A esto se suma una intolerancia cultural hacia la incomodidad, que fomenta la medicalización de experiencias humanas normales, como el duelo, la inseguridad laboral o la irritación ante problemas sociales, llevando a un consumo excesivo de psicofármacos. Los autores critican un abordaje superficial de estos problemas en el sistema sanitario, centrado en tratar síntomas y no en las causas profundas, lo que contribuye a la iatrogenia y al abuso de medicamentos. Destacan que la reciente aprobación de un nuevo plan de salud mental por el consejo interterritorial busca, entre otros objetivos, reducir este abuso promoviendo un enfoque comunitario. El plan incluye el refuerzo de recursos humanos en salud mental y la incorporación de psicólogos y acceso a psicoterapia. Sin embargo, advierte que una implementación acrítica podría aumentar la "psicologización" inadecuada. Sugiere que sería más efectivo permitir a los profesionales de atención primaria consultar a psicólogos en lugar de derivar directamente a los pacientes. Aunque se valora el énfasis del plan en alternativas a la institucionalización, los autores critican su falta de atención a la medicalización en salud mental y señala que propuestas como la "prescripción social" no abordan las causas reales de la demanda. Proponen, en cambio, un enfoque genuinamente comunitario, que promueva políticas públicas saludables en educación, trabajo, vivienda y ocio, implicando sectores más allá del sanitario para abordar las fuentes de malestar y desigualdad. Finalmente, el texto aboga por estrategias intersectoriales como las sugeridas por la OMS en su iniciativa "Salud en todas las políticas" y podría ser un paso positivo si fomenta la prevención de la medicalización inadecuada y fortalece la atención primaria y comunitaria para promover la salud colectiva en colaboración con otros sectores sociales.
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