Infecciones y riego de demencia y mediadores moleculares

2 de diciembre de 2024

Un historial de infecciones graves se ha asociado con un mayor riesgo de demencia y enfermedades neurodegenerativas, sin embargo, los mecanismos por los cuales las infecciones pueden contribuir a este mayor riesgo siguen siendo poco comprendidos.

Las infecciones sistémicas pueden influir en el riesgo de demencia y neurodegeneración al desencadenar una respuesta inflamatoria aguda o remodelar el sistema inmunológico del huésped, como en el caso de la inflamación crónica.

En este estudio se utilizan datos de múltiples estudios de cohorte a gran escala para examinar cómo los diagnósticos de infecciones anteriores se relacionan con los cambios en los volúmenes cerebrales a lo largo del tiempo y el riesgo de demencia por todas las causas, demencia por enfermedad de Alzheimer y demencia vascular (VaD). Después de investigar las asociaciones de los antecedentes de infección con la pérdida de volumen cerebral y el riesgo de demencia, se utiliza la proteómica a gran escala para identificar un subconjunto de proteínas relacionadas con la infección y relevantes desde el punto de vista inmunológico en el plasma que predicen cambios en las regiones cerebrales vulnerables a la atrofia específica de la infección.

Los hallazgos ilustran cómo una variedad de infecciones, a saber, influenza, virus del herpes, infecciones del tracto respiratorio superior (URTIs), infecciones del tracto respiratorio inferior (LRTIs), infecciones cutáneas y subcutáneas y una categoría de infecciones virales diversas, están asociadas con un aumento de la atrofia cerebral regional y el riesgo de demencia futura. Se identificaron 35 proteínas plasmáticas inmunológicamente relevantes (entre 942) que se expresan de manera diferencial después de la infección y se asocian con cambios en las regiones cerebrales vulnerables a la pérdida de volumen específica de la infección. 

El presente estudio identificó proteínas plasmáticas aumentadas después de la infección que se asociaron con atrofia cerebral (patógena), así como proteínas disminuidas después de la infección que se asociaron con volumen cerebral preservado (protectora). Además, el patrón de regulación negativa relacionada con la infección de las proteínas protectoras podría reflejar las consecuencias secundarias de la inmunidad del huésped atenuada inducida por patógenos para evadir la detección inmunológica.

La hipótesis de que las infecciones pueden aumentar los niveles de proteínas inmunes patógenas fue apoyada y complementada por el hallazgo de que el historial de infección principalmente influenza, también se asoció con disminuciones en proteínas protectoras, como PIK3CG, PACSIN2 y PRKCB: proteínas que han sido implicadas previamente en la neurodegeneración y se asociaron con pérdida de volumen cerebral reducida, capacidades cognitivas preservadas y niveles más bajos de patología de EA en nuestro estudio.

Por Alfredo Calcedo 26 de diciembre de 2025
Noticia publicada en Redacción Médica : La OMS ha calificado a los agonistas del receptor GLP-1 , presentes en medicamentos como Wegovy, Mounjaro y Ozempic como fármacos esenciales. Sin embargo, según Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), España no está preparada para financiar ni implementar de forma generalizada los nuevos tratamientos farmacológicos para el tratamiento de la obesidad. Sería un gran reto por "el alto coste económico, la falta de recursos asistenciales y la necesidad de un abordaje multidisciplinar" en esta enfermedad tan multifactorial y compleja.
Por Alfredo Calcedo 26 de diciembre de 2025
Los autores exploran cómo reconstruir la narrativa científica de la depresión mayor (MDD, por su sigla en inglés) para reflejar un enfoque más fiel a los conocimientos actuales en neurobiología y comunicación clínica. El texto parte del reconocimiento de que el paradigma dominante de “desequilibrio químico” —particularmente el déficit de serotonina— se ha arraigado tanto en la comunidad médica como en el público general, pese a su debilidad empírica. Este modelo simplista ha fomentado expectativas excesivamente farmacocéntricas y ha generado desconfianza cuando diversas revisiones —como la llevada a cabo por Moncrieff— han cuestionado la validez de la hipótesis de la serotonina. Frente a ello, los autores proponen una reconstrucción del marco conceptual basado en la neuroplasticidad : los factores heterogéneos que contribuyen al TDM convergen en mecanismos de disfunción sináptica que conducen a una actividad y conectividad desadaptativas en regiones cerebrales cognitivas y emocionales clave, lo que encierra al cerebro en una espiral de sesgo de negatividad e inflexibilidad cognitiva. El tratamiento del TDM requiere la activación de la neuroplasticidad para alterar las sinapsis y reconfigurar los circuitos cerebrales, ayudando a los pacientes a superar el bloqueo. En este contexto, explican cómo diversas intervenciones —farmacológicas y no farmacológicas— actúan potenciando la plasticidad neural, restaurando la funcionalidad sináptica, los patrones de activación en redes cerebrales, y facilitando procesos adaptativos emocionales y cognitivos personalizados. Este enfoque neuroplástico no solo abarca los antidepresivos convencionales (monoaminérgicos), sino también tratamientos más recientes —como ketamina y psicodélicos—, así como enfoques psicoterapéuticos y neuromodulatorios. La convergencia de dichos tratamientos demuestra que la mejora no depende exclusivamente de principios neurotransmisores, sino de una acción más profunda sobre la capacidad del cerebro para reorganizarse. El reto para los médicos e investigadores es resumir este conjunto de evidencia de forma que ofrezca una alternativa precisa y accesible a la hipótesis del déficit de serotonina. La comunicación científica enseña que las metáforas son formas poderosas de transmitir información El clínico puede explicar cómo la interacción entre estrés, genética, inflamación y plasticidad cerebral puede inducir un “cerebro atrapado” en las rutinas del sesgo de negatividad y la inflexibilidad cognitiva y emocional, y cómo diversas intervenciones pueden “desatascarlo”.
Por Alfredo Calcedo 26 de diciembre de 2025
La desprescripción es fundamental para una buena práctica de prescripción, pero puede ser compleja y la guía disponible es limitada. En septiembre de 2025, la Universidad de Australia Occidental publicó una nueva guía clínica para la desprescripción de medicamentos en personas mayores . Si bien la desprescripción es relevante para pacientes de todas las edades, la guía se centra en las personas mayores porque enfrentan un mayor riesgo de daños relacionados con los medicamentos debido a la mayor prevalencia de multimorbilidad, polifarmacia y medicamentos potencialmente inapropiados. Se ofrecen recomendaciones y buenas prácticas para más de 30 clases de fármacos comúnmente utilizados por personas mayores, que complementan las guías terapéuticas existentes para cada fármaco y enfermedad. También se incluyen recomendaciones y buenas prácticas que abordan la polifarmacia o el uso de múltiples clases de fármacos. En total, hay 185 recomendaciones y 70 declaraciones de buenas prácticas. La guía promueve la toma de decisiones compartida, involucrando al paciente y a su médico de cabecera u otro especialista, para garantizar que las decisiones de desprescripción se ajusten a las preferencias, objetivos y plan de tratamiento general del paciente. Comentado en Australian Prescriber