Como las redes sociales distorsionan nuestras creencias

15 de enero de 2025

Las normas en las redes sociales tienden a ser más extremas que en la vida real, lo que crea falsas percepciones de las normas. Este artículo explica cómo la tecnología moderna interactúa con la psicología humana para crear una versión distorsionada de las normas sociales a modo de un espejo de feria.

Los autores integran la investigación de la ciencia política, la psicología y la ciencia cognitiva para explicar cómo los entornos en línea (internet) se saturan de normas falsas, a quién se tergiversa en línea, qué ocurre cuando las normas en línea se desvían de las normas de la vida real, dónde se ven afectadas las personas en línea y por qué las expresiones son más extremas en línea. Se proporciona un marco para comprender y corregir las distorsiones de nuestras percepciones de las normas sociales creadas por las plataformas de la redes sociales. La distorsión a modo de un espejo de feria de las redes sociales puede ser perniciosa para los individuos y la sociedad, ya que aumenta la ignorancia pluralista y la falsa polarización.

En Internet, las normas falsas surgen, en parte, porque las redes sociales están dominadas por un pequeño número de personas extremistas que publican solo sus opiniones más extremas y lo hacen en un volumen muy alto, mientras que las opiniones más moderadas o neutrales son prácticamente invisibles en Internet. Encontrarse con un volumen desproporcionado de opiniones extremas puede llevar a percepciones falsas de que las normas son mucho más extremas de lo que son en realidad. Un análisis reciente descubrió que el 97% de las publicaciones políticas de Twitter/X provenían de solo el 10% de los usuarios más activos en las redes sociales, lo que significa que alrededor del 90% de las opiniones políticas de la población están representadas por menos del 3% de los tuits en línea.

Conclusión de los autores

Cada día, los usuarios recorren con naturalidad un total de 300 pies (91 metros) de contenido de noticias en las redes sociales, aproximadamente la altura de la Estatua de la Libertad. Mientras recorren este contenido, forman creencias sobre el estado del mundo, así como inferencias sobre las creencias de los miembros de su propia red social y comunidad. Pero estas inferencias a menudo se basan en las voces más extremas. Estar sobreexpuesto a las opiniones más extremas de las personas más extremistas puede tener consecuencias reales. Creer que el propio grupo político respalda posiciones políticas extremas puede conducir a metapercepciones sesgadas, ignorancia pluralista y falsa polarización. Esto plantea un problema pernicioso para la sociedad: ¿cómo diferencian las personas lo que es verdad de lo que es falso cuando el contenido que genera más interacción suele provenir de una minoría de usuarios extremos? Creemos que este es un problema especialmente desafiante, ya que estas percepciones erróneas pueden estar impulsadas por contenido factual, lo que las hace especialmente difíciles de abordar mediante la moderación de contenido y otros mecanismos diseñados para erradicar la desinformación.

Sin embargo, si no somos capaces de resolver este problema, podemos esperar que la gente desarrolle un sentido de la realidad cada vez más distorsionado, a medida que confiemos en el espejo de feria online que ofrecen las rede sociales para reflejar la verdad.

Por Alfredo Calcedo 10 de octubre de 2025
Aprender a dejar de sentir miedo ante algo que antes lo provocaba —lo que se llama aprendizaje de extinción— es clave para adaptarnos bien y entender mejor los trastornos de ansiedad. En estudios con animales, se ha visto que ciertas señales eléctricas del cerebro (llamadas oscilaciones theta) en zonas como la amígdala y el hipocampo son muy importantes tanto para adquirir el miedo como para superarlo. Además, se ha descubierto que superar el miedo no borra el recuerdo original, sino que crea una nueva memoria que lo contrarresta, y esta nueva memoria depende mucho del contexto en el que se aprende. No está claro si esto funciona igual en humanos. Para investigarlo, en este estudio se han usado registros cerebrales profundos en personas con epilepsia, lo que permite observar directamente cómo funciona el cerebro en situaciones de miedo y seguridad. También se han aplicado técnicas que ayudan a identificar cómo se representan las memorias según el contexto. Principales hallazgos: Durante el proceso de dejar de tener miedo, la amígdala muestra señales que indican seguridad, no amenaza. Las nuevas memorias que ayudan a superar el miedo son estables y dependen del entorno en el que se aprendieron. Si el contexto en el que se aprende a superar el miedo es muy específico, es más probable que el miedo vuelva en otro entorno diferente. Por otro lado, si la memoria de seguridad se reactiva, la persona tiende a sentirse segura. Conclusión: El estudio muestra cómo el cerebro humano maneja el aprendizaje de extinción y cómo las memorias de miedo y seguridad compiten entre sí. Esta competencia explica por qué a veces el miedo reaparece (lo que se llama renovación del miedo) o por qué la sensación de seguridad puede mantenerse. Estos hallazgos ayudan a entender mejor cómo tratar los trastornos de ansiedad. Comentado en Univadis
Por Alfredo Calcedo 10 de octubre de 2025
La enfermedad de Huntington (EH) es una enfermedad neurológica y degenerativa, donde una mutación produce una proteína alterada en el cerebro que causa la enfermedad. Una nueva terapia génica permite enlentecer la evolución de la EH. El objetivo de este tratamiento es reducir los niveles de esta proteína tóxica de forma permanente, en una sola dosis. El equipo de investigación ha conseguido ralentizar el curso de la EH en un 75%. Esto significa que el deterioro que normalmente aparecería en un año, tendría lugar en cuatro años después del tratamiento, dando a los pacientes la posibilidad de décadas de buena calidad de vida.
Por Alfredo Calcedo 10 de octubre de 2025
Interesante artículo escrito por el profesor Diego Calcedo sobre la historia del valproato , desde su descubrimiento como eficaz anticonvulsivante y estabilizador del trastorno bipolar hasta el posterior conocimiento de los graves efectos adversos provocados por el mismo.