Detección, evaluación y tratamiento del trastorno del juego
Los videojuegos son una industria multimillonaria y próspera, y se encuentran entre las actividades de ocio y entretenimiento más populares del mundo. Psicológicamente, los videojuegos son atractivos porque ofrecen emoción, relajación, diversión, una sensación de logro y una vía de escape de la realidad. Además, brindan oportunidades de socialización y participación cultural (pej los deportes), lo que puede impulsar y normalizar el juego como una rutina dominante y un estilo de vida. Si bien los videojuegos pueden tener beneficios personales y sociales, existe una creciente conciencia pública sobre las consecuencias negativas del juego excesivo, incluyendo efectos perjudiciales para la salud mental y física, el rendimiento académico y laboral, y las relaciones interpersonales.
En este artículo se analiza se analiza la creciente preocupación por el trastorno por videojuegos, especialmente en poblaciones vulnerables como adolescentes.
Un avance importante ha sido la inclusión formal por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las categorías de «juego de riesgo» y «trastorno del juego» en la CIE-11. Cabe destacar que el trastorno del juego no se incluyó en el DSM-5-TR, pero se está considerando su inclusión en la próxima edición de dicho sistema diagnóstico.
Otro problema es la comorbilidad. El trastorno por videojuegos puede recibir menos atención cuando coexiste con otras afecciones, en particular en el caso del trastorno del espectro autista y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), donde el juego habitual puede considerarse intratable o una estrategia de afrontamiento necesaria.
Otro desafío ha sido que la literatura sobre el trastorno del juego tiene un historial de detección y evaluación inconsistentes. Existen más de 50 herramientas o medidas compuestas para el diagnóstico del trastorno del juego lo que dificulta comparar y generalizar los resultados de las investigaciones. Actualmente, la OMS está desarrollando una herramienta de cribado y diagnóstico para el trastorno del juego que proporcione un estándar de referencia que pueda unificar las prácticas de evaluación
En un tono más positivo, la evidencia sobre el tratamiento del trastorno del juego está en constante desarrollo en el contexto de la creciente demanda global de intervenciones. Los enfoques psicoterapéuticos, en particular la terapia cognitivo-conductual (TCC), cuentan con la mayor evidencia empírica, pero existen pocos estudios de alta calidad.


