Discutiendo el concepto de psicosis inducida por sustancias (SIP)

26 de septiembre de 2024

El principal problema del término diagnóstico "psicosis inducida por sustancias" (SIP) es que exagera la importancia del consumo de sustancias y que esto afecta al tratamiento.

La SIP se caracteriza tanto por el consumo de sustancias como por un estado psicótico, y se supone que el primero causa el segundo. En la CIE-10, el diagnóstico se clasifica y agrupa junto con los trastornos por consumo de sustancias y, en gran medida, también se trata como tal en el sistema sanitario.

Se ha demostrado que el consumo de sustancias por sí solo no es suficiente para causar psicosis, y que intervienen otros factores de riesgo además del consumo de sustancias. Se trata de factores de riesgo que también se asocian a los trastornos del espectro esquizofrénico. Además, los estudios basados en registros de varios países diferentes encuentran que una gran proporción, alrededor de uno de cada cuatro, de los que son diagnosticados inicialmente con un SIP con el tiempo son posteriormente diagnosticados con un trastorno del espectro de la esquizofrenia.

Esta revisión analiza la validez de constructo del SIP teniendo en cuenta la evidencia reciente. Los autores cuestionan que sean las drogas el supuesto causal en el SIP y defienden que la afección comparte muchas características con los trastornos del espectro de la esquizofrenia. En conclusión, los autores sostienen que el SIP también podría considerarse un trastorno psicótico de primer episodio en pacientes con consumo de sustancias.

El hecho de que estos episodios psicóticos hayan sido precedidos por el consumo de sustancias indica que estos pacientes deberían evitar el consumo de drogas, pero esta recomendación también podría dirigirse a otros pacientes que experimentan psicosis.

Se deberían desarrollar directrices que recomienden un tratamiento y un seguimiento más parecidos a los que se hacen con los primeros episodios psicóticos, lo que estaría en consonancia con la evidencia actualizada. Es necesario dar a estos pacientes un acceso más rápido a un tratamiento especializado para la psicosis, lo que podría acortar la duración de la psicosis no tratada, mejorar el pronóstico y tal vez incluso prevenir la transición a la esquizofrenia.

Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Nueva guía británica (NHS) sobre mejores prácticas para la evaluación, formulación y gestión de la seguridad de las personas con riesgo suicida . Esta guía promueve un cambio hacia un enfoque más holístico y centrado en la persona, en lugar de basarse en la predicción del riesgo, la cual es poco fiable debido a la rapidez con la que los pensamientos suicidas pueden cambiar. En su lugar, recomienda utilizar un método basado en la comprensión de la situación de cada persona y la gestión de su seguridad.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo publicado en Psychiatric Times acerca de la práctica en psiquiatría , que a pesar de ser una disciplina pragmática que busca aliviar el sufrimiento de los pacientes con diversas herramientas, a menudo se ve obstaculizada por la rigidez de sus modelos teóricos y el tribalismo entre diferentes enfoques (psicoanalítico, farmacológico, etc.). Esta división puede llevar a la aplicación inflexible de etiquetas diagnósticas y tratamientos, ignorando la complejidad individual de cada paciente. El autor ilustra este punto con tres historias conmovedoras: Ray Osheroff: Un nefrólogo con depresión que fue mal diagnosticado y tratado exclusivamente con terapia psicoanalítica en Chestnut Lodge, lo que empeoró su condición hasta que fue trasladado y tratado con antidepresivos, revelando la arrogancia de un enfoque único. Susannah Cahalan: Una joven con una rara enfermedad autoinmune que causó psicosis, inicialmente diagnosticada erróneamente con problemas psiquiátricos y tratada con antipsicóticos, hasta que un neurólogo investigó más a fondo, exponiendo los peligros del reduccionismo psiquiátrico. Laura Delano: Una joven que fue diagnosticada con múltiples trastornos psiquiátricos y medicada durante 14 años desde la adolescencia, hasta que decidió dejar la medicación y recuperó una vida plena, cuestionando la tendencia a la patologización excesiva. Los autores concluyen que estas historias son lecciones de humildad para la psiquiatría. En lugar de defender rígidamente un solo paradigma, los profesionales deben adoptar un enfoque más flexible, pragmático y escéptico, combinando diferentes herramientas terapéuticas según las necesidades del paciente y reconociendo las limitaciones del campo ante la complejidad del sufrimiento humano. La clave está en la adaptabilidad y la capacidad de cuestionar las propias creencias para evitar el exceso de confianza que puede eclipsar la realidad con el paciente.
Por Alfredo Calcedo 2 de mayo de 2025
Artículo de opinión publicado en Redacción Médica sobre las dificultades para distinguir los límites que separan lo normal y lo patológico en salud mental. Destaca la difusa frontera entre lo normal y lo patológico, agravada por la subjetividad inherente a la condición humana y la relevancia de la psique en las relaciones interpersonales. A esto se suma una intolerancia cultural hacia la incomodidad, que fomenta la medicalización de experiencias humanas normales, como el duelo, la inseguridad laboral o la irritación ante problemas sociales, llevando a un consumo excesivo de psicofármacos. Los autores critican un abordaje superficial de estos problemas en el sistema sanitario, centrado en tratar síntomas y no en las causas profundas, lo que contribuye a la iatrogenia y al abuso de medicamentos. Destacan que la reciente aprobación de un nuevo plan de salud mental por el consejo interterritorial busca, entre otros objetivos, reducir este abuso promoviendo un enfoque comunitario. El plan incluye el refuerzo de recursos humanos en salud mental y la incorporación de psicólogos y acceso a psicoterapia. Sin embargo, advierte que una implementación acrítica podría aumentar la "psicologización" inadecuada. Sugiere que sería más efectivo permitir a los profesionales de atención primaria consultar a psicólogos en lugar de derivar directamente a los pacientes. Aunque se valora el énfasis del plan en alternativas a la institucionalización, los autores critican su falta de atención a la medicalización en salud mental y señala que propuestas como la "prescripción social" no abordan las causas reales de la demanda. Proponen, en cambio, un enfoque genuinamente comunitario, que promueva políticas públicas saludables en educación, trabajo, vivienda y ocio, implicando sectores más allá del sanitario para abordar las fuentes de malestar y desigualdad. Finalmente, el texto aboga por estrategias intersectoriales como las sugeridas por la OMS en su iniciativa "Salud en todas las políticas" y podría ser un paso positivo si fomenta la prevención de la medicalización inadecuada y fortalece la atención primaria y comunitaria para promover la salud colectiva en colaboración con otros sectores sociales.
Más entradas