El papel de los servicios de psiquiatría, dietética y oncología en la medicina del trabajo
La medicina del trabajo se sitúa en la intersección entre salud y empleo, enfrentando el reto de mantener la seguridad y el rendimiento en entornos donde los trabajadores conviven con enfermedades mentales, cáncer o problemas nutricionales. Estas condiciones influyen en la atención, la resistencia y el riesgo laboral, por lo que la integración de psiquiatría, dietética y oncología resulta esencial.
La psiquiatría aborda trastornos frecuentes como depresión, ansiedad, insomnio, TDAH, PTSD y consumo de sustancias. Intervenciones breves, cribados, terapia cognitivo-conductual, apoyo informado por trauma y manejo farmacológico reducen incidentes y ausencias. Además, los síntomas deben traducirse en límites concretos: evitar trabajos en solitario ante riesgo suicida o turnos nocturnos mientras persista el insomnio.
En el ámbito dietético, la mala nutrición contribuye a enfermedades cardiometabólicas, anemia, deshidratación y fatiga, agravadas por el trabajo por turnos. Las acciones incluyen cribados rápidos, planes de energía e hidratación para ambientes calurosos y ajustes en comidas y medicación para prevenir hipoglucemias. Medidas simples como comedores saludables, agua fresca y pausas reducen errores y agotamiento.
La oncología, por su parte, debe alinear las tareas con el estadio, el tratamiento y los efectos adversos, como inmunosupresión, neuropatía o linfedema. Durante la terapia, se recomiendan revisiones vacunales, sustitución de tareas con riesgo biológico y uso de compresión para el linfedema.
La coordinación entre servicios se fortalece con herramientas compartidas: listas de problemas vinculadas a tareas, planes resumidos con límites y fechas de revisión, y métricas sencillas como incidentes, ausencias y capacidad laboral. La implementación mejora cuando se protege la confidencialidad, se reduce el estigma y se capacita a supervisores.
En conclusión, la integración de psiquiatría, dietética y oncología en la medicina laboral permite entornos más seguros e inclusivos. Esto exige planes claros, acciones basadas en evidencia y revisiones periódicas, junto con políticas empresariales que favorezcan la salud y la equidad.





