El vínculo entre personas y perros puede reducir niveles de cortisol y aumentar la oxitocina

1 de diciembre de 2025

El artículo explora cómo el vínculo entre las personas y los perros va más allá de lo emocional, llegando a producir efectos medibles en el organismo. Cuando alguien acaricia, juega o simplemente comparte tiempo con un perro, se desencadena una respuesta neuroquímica que reduce el cortisol, la hormona asociada al estrés, y aumenta la oxitocina, conocida por su papel en el apego y la sensación de bienestar. Esta interacción no solo beneficia al ser humano, sino también al animal, reforzando una relación de confianza y afecto mutuo.

La evidencia científica respalda estas afirmaciones: estudios han demostrado que el contacto con perros puede disminuir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo, lo que convierte a estas interacciones en una herramienta valiosa dentro de la terapia asistida con animales. Aunque el artículo no aporta cifras concretas ni protocolos específicos, sí subraya la importancia de incorporar a los perros en entornos clínicos y terapéuticos, especialmente para personas que enfrentan estrés crónico o trastornos emocionales.

El texto transmite una idea clara: el vínculo humano-animal no es solo una cuestión afectiva, sino un recurso que puede mejorar la salud mental y emocional. En definitiva, acariciar a un perro no es un gesto trivial; es una acción que activa mecanismos biológicos capaces de aliviar tensiones y fomentar el bienestar, lo que abre la puerta a nuevas estrategias en el cuidado integral de la persona.

Por Alfredo Calcedo 1 de diciembre de 2025
Artículo de opinión de los doctores Segura y Martín Zurro. En su reflexión exploran cómo el impulso a medicalizar comportamientos humanos que podrían no ser patológicos, como el suicidio , puede ser tan problemático como ignorarlos. Un resumen: La medicalización suele criticarse por intervenir en procesos considerados naturales, bajo la idea errónea de que lo natural no puede ser perjudicial. Sin embargo, fenómenos como el parto, aunque naturales, pueden implicar riesgos médicos. Además, intervenciones para mejorar rendimiento o funcionalidad, sin ser patológicas, también se practican, aunque ninguna acción sanitaria es completamente inocua: todas conllevan posibles efectos adversos. Por ello, si los beneficios no superan los riesgos, lo prudente es no intervenir, tanto en problemas patológicos como en situaciones no patológicas. Este dilema se refleja en el suicidio, que no siempre responde a una enfermedad mental. Puede ser una decisión racional ante sufrimiento extremo, enfermedad terminal o circunstancias adversas, sin implicar necesariamente patología psiquiátrica. No obstante, muchos suicidios sí tienen origen psiquiátrico y requieren atención clínica preventiva o terapéutica. Incluso los que no se vinculan a enfermedad son un problema de salud pública, pues la salud no se limita a ausencia de enfermedad. Aunque el suicidio genera rechazo por considerarse antinatural, algunas decisiones son respetables, lo que plantea límites a la intervención sanitaria. De hecho, la eutanasia y el suicidio asistido están regulados en varios países. En otros casos, el apoyo psicológico puede aliviar el malestar, aunque las causas sociales subyacentes exceden el ámbito asistencial.
Por Alfredo Calcedo 1 de diciembre de 2025
Durante el asedio de Sarajevo, surgió un fenómeno tan inquietante como real: personas adineradas viajaban desde Europa occidental para participar en lo que llamaban “safari de francotiradores” . No eran soldados ni ideólogos, sino individuos con vidas aparentemente respetables —empresarios, profesionales, padres de familia— que pagaban por la experiencia de matar civiles indefensos. La guerra les ofrecía anonimato, impunidad y la adrenalina de una violencia sin consecuencias. El artículo describe cómo estos “cazadores” encarnaban una doble moral: en su país, ciudadanos ejemplares; en Sarajevo, verdugos por diversión. No movía el odio ni la venganza, sino el puro placer sádico y la búsqueda de sensaciones extremas. Este divorcio entre identidad social y conducta bélica revela una fractura psicológica profunda: la deshumanización del otro y la exhibición de poder como entretenimiento. En esencia, el texto retrata un perfil perturbador: personas que transforman la guerra en parque temático, donde matar se convierte en juego. Sarajevo fue el escenario perfecto para esa perversión: adrenalina, anonimato y dominio absoluto. Así, la violencia deja de ser un medio y se convierte en fin, mostrando hasta dónde puede llegar la oscuridad humana cuando encuentra un espacio sin límites ni responsabilidad.
Por Alfredo Calcedo 28 de noviembre de 2025
En el congreso anual de la American College of Rheumatology (ACR) 2025 en Chicago, se presentó un estudio pragmático aleatorizado cuyo objetivo fue evaluar si el uso de estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS) junto a fisioterapia ambulatoria reducía eficazmente el dolor inducido por el movimiento, el dolor en reposo y la fatiga en pacientes con fibromialgia. El protocolo permitió a los fisioterapeutas actuar con total libertad para diseñar el plan de tratamiento y debían explicar el funcionamiento del dispositivo de estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. A los pacientes se les pidió que usaran el dispositivo (del tamaño de una tarjeta de crédito, aproximadamente) durante dos horas diarias mientras realizaban actividad física. El seguimiento se extendió 6 meses. Resultado: A partir del día 30 y hasta el día 180, se observaron reducciones significativas en fatiga y en dolor (incluido el reposo), especialmente en el grupo con TENS . En el grupo control, la mejora solo apareció tras incorporar TENS. El 72 % del grupo TENS+ fisioterapia reportó una mejoría significativa en el potencial evocado motor en comparación con el 51 % del grupo de fisioterapia sola. La reumatóloga Sonali Khandelwal destacó su valor por tratarse de una intervención no farmacológica, bien tolerada y efectiva contra dolor basal y fatiga.