Epidemia de suicidios en Alemania al final la II Guerra Mundial
Solo en Berlín, se calcula que más de diez mil personas se quitaron la vida. El caso de Demmin, una ciudad agrícola del nordeste donde el Partido Nazi tenía gran influencia, es especialmente trágico. En solo tres días, entre el 30 de abril y el 2 de mayo de 1945, se desató una epidemia de suicidios masivos en el que murieron más de mil de sus quince mil habitantes. Familias enteras se aniquilaron utilizando cuchillas de afeitar, ahorcamientos, disparos, con cianuro o lanzándose al río atados a pesadas piedras.
Entre los factores que influyeron en esta epidemia de suicidios esta la propaganda nazi. Tras doce años de dictadura, los nazis les habían repetido que era "todo o nada; o se ganaba o se perdía, se vivía o se moría". Por ello, al hacerse evidente la derrota, la población sintió que el mundo había terminado y que no había futuro. Además, el terror al inminente Ejército Rojo, pues los habitantes sabían de las atrocidades soviéticas gracias a los miles de alemanes que se refugiaban allí huyendo del Este. Y a la desesperación se unió al sentimiento de traición y abandono por parte de las autoridades locales –el alcalde, líderes partidistas, oficiales y soldados de las SS y la policía– que huyeron.
En resumen, un triste episodio más de muerte y destrucción por las guerras y que demuestra lo vulnerable e influenciable que es el ser humano frente a su gran enemigo, el ser humano.





