La conexión grasa abdominal-cerebro

27 de marzo de 2024

Este estudio publicado en Obesity investiga las asociaciones de los depósitos de grasa abdominal con la cognición y los volúmenes cerebrales y si el sexo modifica esta asociación en personas con alto riesgo de Alzheimer (personas de mediana edad, descendientes sanos de pacientes con demencia de Alzheimer).

Los resultados sugieren que, en hombres pero no en mujeres, una mayor cantidad de grasa pancreática está asociada con una menor cognición y volúmenes cerebrales. Esto indica una posible conexión específica de género entre la grasa abdominal y la salud cerebral.

Los investigadores utilizaron imágenes por resonancia magnética abdominal para cuantificar tejido adiposo hepático, pancreático, visceral y subcutáneo, y evaluar la cognición y los volúmenes cerebrales en 204 descendientes sanos de mediana edad de pacientes con demencia de Alzheimer. Encontraron que un mayor porcentaje de grasa hepática estaba asociado con un menor volumen total de materia gris. Específicamente en hombres, un mayor porcentaje de grasa pancreática se relacionó con una menor cognición global, función ejecutiva, memoria episódica y volumen del giro frontal inferior. La grasa adiposa visceral y subcutánea se asoció inversamente con los volúmenes de los giros frontal medio y superior en ambos sexos.

Este estudio añade a la comprensión de cómo la distribución específica de la grasa corporal puede influir en el riesgo de demencia y destaca la importancia de considerar las diferencias de género en la investigación del Alzheimer.

Los depósitos de grasa abdominal, en lugar del IMC, son un factor de riesgo de un menor funcionamiento cognitivo y mayor riesgo de demencia.

Debido a que es un primer estudio sobre este tema, son necesarias más investigaciones sobre la asociación entre el porcentaje de grasa pancreática, el funcionamiento cognitivo y los volúmenes cerebrales.

Comentado en Medscape.

Por Alfredo Calcedo 30 de mayo de 2025
El tratamiento de mantenimiento antipsicótico previene eficazmente la recaída después de un primer episodio psicótico, sin embargo, una vez que han remitido los síntomas, muchos pacientes desean reducir o suspender su medicación, debido a los efectos secundarios, las preocupaciones de salud a largo plazo, el estigma o el deseo de recuperar la autonomía. Las directrices actuales sugieren una reducción gradual, pero aún no está claro cuál debería ser la velocidad óptima de esta reducción, especialmente en pacientes que remitieron de un primer episodio psicótico. Además, la afinidad del fármaco antipsicótico por el receptor D2 también puede afectar el riesgo de recaída Este estudio examinó el riesgo de recaída y el tiempo hasta la recaída , dentro de los primeros 18 meses después de la remisión de un primer episodio psicótico, en 227 personas que redujeron gradualmente la medicación antipsicótica. Los resultados indican que la velocidad de reducción gradual no predijo el riesgo de recaída. En comparación con los usuarios de antipsicóticos antagonistas de alta afinidad D2, los pacientes que usaban antagonistas de baja afinidad D2 y agonistas D2 parciales tuvieron un menor riesgo de recaída. En conclusión, el estudio destaca varias consideraciones importantes para médicos, pacientes y familiares al reducir gradualmente la medicación antipsicótica tras alcanzar la remisión de un primer episodio psicótico. Una estrategia de reducción gradual sigue siendo preferible, pero puede que no sea necesario seguir un proceso de reducción extremadamente lento. Se requiere especial precaución al reducir gradualmente la dosis de antagonistas de alta afinidad D2, como el haloperidol o la risperidona. En pacientes ya estabilizados con antagonistas D2 potentes, se justifica una monitorización adicional durante la reducción. Puede ser prudente iniciar el tratamiento en el primer episodio psicótico con un agonista D2 parcial o un antagonista de baja afinidad D2, dado su perfil de riesgo de recaída potencialmente más favorable al considerar la reducción de dosis o la interrupción tras la remisión.
Por Alfredo Calcedo 30 de mayo de 2025
La contaminación atmosférica y la vegetación se están consolidando como factores de riesgo y protección modificables, respectivamente, en la salud mental infantil. Sin embargo, las investigaciones muestran que las inconsistencias y los posibles efectos diferenciales en función de factores como el sexo, la edad, el nivel socioeconómico (NSE) o la predisposición genética siguen siendo en gran medida desconocidos. En este estudio, se examinan las asociaciones entre la contaminación atmosférica y la vegetación circundante con conductas internalizantes y externalizantes . Además, se exploró el posible papel modificador de la susceptibilidad genética a estos rasgos y del nivel socioeconómico Resultados: se observa una evidencia preliminar de efectos perjudiciales de 12 meses de exposición a nivel escolar a la contaminación atmosférica sobre el comportamiento internalizante y efectos protectores del verdor que rodea la escuela (índice de vegetación diferencial) sobre el comportamiento externalizante. Estas asociaciones no difirieron según el sexo o el grupo de edad y no fueron moderadas por el estatus socioeconómico o la predisposición genética a la depresión, la ansiedad, el TDAH o los rasgos externalizantes.
Por Alfredo Calcedo 30 de mayo de 2025
El TLP es un trastorno psicopatológico grave caracterizado por la difusión de la identidad, miedo al abandono, inestabilidad en las relaciones, conductas impulsivas, suspicacia en contexto de estrés elevado y desregulación emocional, incluyendo episodios de ira intensa, sentimientos de vacío y cambios de humor drástico. En España, la prevalencia del TLP se encuentra entre el 1 y el 2% de la población general, siendo tres veces más frecuente en mujeres. El Servicio de Rehabilitación (SR) Lesseps, de la Fundació CPB Servicios Salud Mental de Barcelona , ha estudiado, durante 7 años, la eficacia de la rehabilitación psicosocial en personas con TLP. Los resultados del estudio apuntan que la rehabilitación psicosocial de las personas con TLP mejora los síntomas clínicos pero también la funcionalidad y la calidad de vida de las personas atendidas: casi la mitad de los participantes (49,6%) constataron una mejora significativa de su funcionalidad y el 32,4% afirmó mantenerse estable.
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