Psiquiatría infantil: el texto del proyecto penaliza a los adjuntos jóvenes con más experiencia y favorece a los formados con el trayecto A

26 de mayo de 2021

Con el trayecto A en el cuarto año del MIR sólo se tiene un año de experiencia



La gran mayoría de las plazas de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia de muchas Comunidades Autónomas, están cubiertas por psiquiatras facultativos especialistas de área jóvenes (que han terminado la residencia en los últimos 4 años), en el marco de un recambio generacional patente a lo largo de los últimos años a raíz de numerosas jubilaciones.


Este grupo de psiquiatras jóvenes podría ocupar, en algunos centros de salud mental, entre el 80%-100% de la plantilla que atiende a esta población. Estos psiquiatras jóvenes se encontrarían en una situación de desventaja para obtener el título de psiquiatra infantil frente a otros compañeros con menos experiencia, si nos atenemos a los recogido en la disposición transitoria primera, que dice literalmente:


a) Acceso directo para los especialistas en Psiquiatría que acrediten una prestación de servicios vinculada con el perfil de la especialidad definido en el artículo 2.1, durante, al menos, cuatro años dentro de los siete anteriores a la entrada en vigor de este real decreto. Dicho ejercicio profesional se corresponderá, como mínimo, con la jornada ordinaria del personal estatutario de los servicios públicos de salud.


Si la actividad profesional se realiza a tiempo parcial, deberá acreditarse una prestación de servicios equivalente a la establecida en párrafo anterior, ampliando a los diez años previos el periodo en el que se puede cumplir el requisito de ejercicio profesional.


Es decir, un psiquiatra infantil que haya trabajado a jornada completa 3 años y 11 meses de su carrera profesional (casi el tiempo de desarrollo de una formación sanitaria especializada), no podría convalidar su especialidad.


Pero en el texto del proyecto aparece otra vía de acceso a la especialidad:


b) Acceso mediante la acreditación de trayecto formativo y superación de una prueba práctica. Los especialistas en Psiquiatría que a la entrada en vigor de este real decreto no cumplan lo dispuesto en el párrafo a) y hayan realizado durante su programa formativo el trayecto A en Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, al amparo del programa de la especialidad aprobado por Orden SCO/2616/2008, de 1 de septiembre, podrán acceder al nuevo título de especialista en Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, previa superación de una prueba práctica.


Es decir, un residente que haya estado 12 meses en un programa formativo supervisado, tras realizar un examen, podría obtener el título de especialista en Psiquiatría de Infancia y Adolescencia.


Nos encontraríamos con una situación paradójica e injusta. Facultativos especialistas de área con mayor grado de destreza clínica y responsabilidad demostrada durante más años, no podrían acceder a una convalidación. Mientras que psiquiatras que acaban de terminar el MIR con el trayecto A con menos experiencia sí podrían acceder.


Este hecho generará, al menos, dos consecuencias:


- Sustitución de psiquiatras infantiles facultativos especialista de área con mayor experiencia clínica por otros sin tanta experiencia


- Imposibilidad de cubrir durante al menos 4 años numerosas plazas de psiquiatría infantil en el sistema nacional de salud, o incluso más ante la inexistencia de psiquiatras que satisfagan los criterios descritos.


Esta situación es injusta e inaceptable.

Por Alfredo Calcedo 12 de diciembre de 2025
La serotonina es un neurotransmisor esencial que regula numerosas funciones fisiológicas, neurológicas y conductuales. La serotonina periférica, producida principalmente en el intestino, controla la motilidad gastrointestinal y el tono vascular, mientras que la serotonina central, sintetizada en el cerebro, regula procesos como la ingesta de alimentos, la emoción, la memoria, el aprendizaje y la conducta sexual. El consumo crónico de una dieta alta en grasas (HFD, por sus siglas en inglés) altera la señalización serotoninérgica en el intestino, el cerebro y el eje intestino-cerebro , que permite la comunicación bidireccional entre ambos sistemas. Aunque los mecanismos exactos no se comprenden del todo, se ha observado que la HFD provoca cambios específicos en las vías serotoninérgicas: aumenta los niveles de serotonina en el intestino y produce efectos regionales en el cerebro. En los núcleos del rafe, la HFD incrementa la biosíntesis de serotonina, pero la activación de los autorreceptores 5-HT1A inhibe su liberación hacia áreas de proyección. Además, el aumento de la degradación de serotonina reduce sus niveles en el hipocampo y el hipotálamo. Otro hallazgo clave es el papel central de los metabolitos microbianos en esta disfunción. Los ácidos grasos de cadena corta, producidos por la microbiota intestinal, contribuyen significativamente a la alteración de la liberación y señalización de serotonina bajo condiciones de HFD. Comprender estos mecanismos podría abrir nuevas estrategias terapéuticas para tratar disfunciones serotoninérgicas asociadas con trastornos gastrointestinales, alteraciones del estado de ánimo y complicaciones relacionadas con la obesidad. Comentado en Psypost
Por Alfredo Calcedo 12 de diciembre de 2025
En el XXVIII Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado en Zaragoza, el Dr. Manuel Martín Carrasco planteó una cuestión importante acerca de la atención a las personas con problemas graves de salud mental: ¿siguen siendo necesarios los hospitales psiquiátricos? Su reflexión partió de un enfoque ético, recordando que las personas con enfermedad mental grave viven en una vulnerabilidad múltiple —cognitiva, emocional y social— que exige proteger su dignidad. Esta, explicó, se sostiene sobre tres pilares: autonomía, atención a la vulnerabilidad y reconocimiento del otro. Sin embargo, el énfasis exclusivo en la autonomía puede generar indefensión, justo lo contrario de lo que se busca. Martín subrayó que la prioridad en psiquiatría es atender adecuadamente a quienes presentan patologías graves, adaptando los cuidados a sus necesidades cambiantes. En el binomio curar-cuidar, el cuidado adquiere a menudo un papel central, y este puede brindarse en distintos entornos: el hogar, recursos comunitarios o unidades de larga estancia. Lo importante no es el lugar, sino su adecuación a las necesidades del paciente. Defendió la utilidad de las unidades de media y larga estancia, que ofrecen entornos estructurados para estabilizar síntomas severos, rehabilitar y evitar la institucionalización. Sus beneficios incluyen continuidad asistencial, tratamiento integral y reducción de recaídas. Criticó que las políticas sanitarias hayan reducido drásticamente las camas psiquiátricas, lo que genera presión sobre las hospitalizaciones agudas, saturación de servicios y sobrecarga de cuidadores. “Cuidar a una persona con enfermedad mental grave es una tarea muy dura”, advirtió. Finalmente, introdujo la psiquiatría paliativa como disciplina emergente, orientada a mejorar la calidad de vida mediante un enfoque bio-psico-social y espiritual, basado en empatía, compasión y respeto a valores y creencias. Concluyó recordando que la dignidad humana implica garantizar atención en la vulnerabilidad, que algunas personas requieren entornos estructurados y que la continuidad asistencial demanda mantener camas de larga estancia para casos complejos.
Por Alfredo Calcedo 12 de diciembre de 2025
En los últimos años, se ha extendido la idea de que el cannabidiol (CBD), uno de los componentes del cannabis, podría contrarrestar los efectos negativos del tetrahidrocannabinol (THC), especialmente en personas con esquizofrenia. Muchos pacientes se preguntan si consumir productos con una alta proporción de CBD frente a THC podría reducir el riesgo de empeorar sus síntomas. Un estudio reciente se propuso responder a esta cuestión por primera vez. Chesney y colaboradores realizaron un ensayo controlado con placebo y diseño cruzado en 30 personas con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo y consumo problemático de cannabis. Los participantes recibieron 1000 mg de CBD o placebo tres horas antes de inhalar cannabis vaporizado. Se evaluaron la memoria verbal diferida y los síntomas psicóticos mediante pruebas estandarizadas. La hipótesis era: el CBD debía mitigar los efectos adversos del cannabis. Sin embargo, los resultados fueron todo lo contrario. El CBD no solo no protegió, sino que empeoró el rendimiento en memoria verbal y aumentó los síntomas positivos de la esquizofrenia. Además, se observó un incremento en la presión arterial sistólica, aunque sin cambios en la percepción subjetiva del efecto de la droga. Los análisis de sangre revelaron que el CBD no alteró la exposición al metabolito activo del THC, pero sí incrementó la del metabolito inactivo. A diferencia de lo esperado, mayores niveles plasmáticos de CBD se correlacionaron con peores resultados cognitivos y más síntomas psicóticos. Este hallazgo, inesperado pero respaldado por un estudio bien diseñado, plantea nuevas preguntas: ¿responden de manera distinta las personas con esquizofrenia y consumo de cannabis frente a individuos sanos? ¿Influye la vía de administración o la proporción CBD/THC en estos efectos? En definitiva, este estudio demuestra que el CBD oral, cuando se usa antes del cannabis, puede empeorar los síntomas inducidos por el cannabis en personas con esquizofrenia. Entonces, ¿qué debemos decirles a nuestros pacientes con esquizofrenia que consumen cannabis y están interesados en el CBD? Para empezar, el consumo de cannabis es especialmente peligroso para quienes padecen enfermedades psicóticas, ya que puede exacerbar síntomas como la paranoia y el deterioro cognitivo. Dados estos nuevos hallazgos, debemos informarles que el CBD probablemente no los protegerá de los daños relacionados con el cannabis, e incluso podría empeorarlos. Por ahora, lo mejor que podemos ofrecer es una explicación clara de los riesgos asociados al consumo de cannabis. Artículo comentado en la misma revista (Neuropsychopharmacology).