Trastorno de personalidad antisocial: evidencia actual y desafíos
El trastorno antisocial de la personalidad (TPA) se caracteriza por un patrón de conductas socialmente irresponsables, explotadoras y carentes de culpa que afecta a todos los ámbitos importantes de la vida1. Los comportamientos pueden incluir actos delictivos, incapacidad para mantener un empleo estable, manipulación de los demás en beneficio propio, engaño deliberado y relaciones perturbadas. Otros atributos son la falta de empatía hacia los demás, la impulsividad y la agresividad, y la incapacidad para seguir un plan de vida.
Encuestas realizadas en EE. UU. y el Reino Unido muestran que entre el 2 % y el 5 % de la población adulta general cumple los criterios de TPA a lo largo de su vida. os factores de riesgo incluyen el sexo masculino, la edad joven, la residencia urbana y un menor nivel educativo. El trastorno suele asociarse con trastornos por consumo de sustancias, trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, trastornos del aprendizaje o trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Las tasas de intentos de suicidio y de suicidio consumado son elevadas.
La historia clínica del paciente es la base más importante para el diagnóstico del TPA.. Si bien el paciente es la mejor fuente de información, los familiares suelen ser más precisos al describir el comportamiento antisocial que el paciente, quien puede tener poca motivación para ser sincero.
Aunque a menudo se considera que el trastorno es intratable, esta conclusión es prematura debido a la falta de investigación relevante sobre tratamientos 9 . Actualmente, ningún medicamento está aprobado para tratar el TPA, ni se utiliza de forma rutinaria. En ocasiones, se utilizan medicamentos "fuera de indicación" para tratar la agresividad e irritabilidad del paciente antisocial, como el litio y otros estabilizadores del ánimo, antidepresivos y antipsicóticos atípicos. La respuesta es variable. Dado que las benzodiazepinas pueden ser desinhibidoras y adictivas, no se recomienda su uso.
Se han estudiado diversos tratamientos psicosociales en muestras de pacientes con TPA, incluyendo terapia cognitivo-conductual, terapia basada en la mentalización, gestión de contingencias, psicoeducación, desarrollo de habilidades y entrevistas motivacionales. En conjunto, estos estudios sugieren que se pueden producir cambios positivos significativos en personas con TPA, lo que justifica la investigación adicional.


