Disfunción cerebeloso-cortical y esquizofrenia
La esquizofrenia supone una carga para la salud global, caracterizada por déficits cognitivos refractarios al tratamiento, con evidencia convergente que implica la disfunción del circuito cerebeloso-cortical como un mecanismo fisiopatológico fundamental.
Esta revisión analiza el papel fundamental de los circuitos cerebeloso-corticales en la patología cognitiva de la esquizofrenia, comenzando con los deterioros específicos de dominio que abarcan tanto la neurocognición como la cognición social, que en conjunto impulsan la discapacidad funcional. Neuroquímicamente, estos déficits surgen de la interrupción de las vías de señalización, incluyendo las cascadas glutamatérgica, dopaminérgica y GABAérgica, que culminan en un desequilibrio cortical de excitación-inhibición, un sustrato neuronal para el deterioro cognitivo. El cerebelo, que se extiende más allá de su dominio motor tradicional, orquesta funciones cognitivas superiores, como lo evidencian estudios fundamentales de lesiones y enfoques contemporáneos de neuroimagen. Avances recientes han revelado gradualmente la patología cerebelosa específica de la esquizofrenia mediante la desintegración multiescala de la integridad estructural-funcional, donde la disfunción sináptica impulsada por la microglía, la vulnerabilidad genética y la conectividad dinámica aberrante convergen para alterar el control inhibitorio corticocerebeloso. Estos conocimientos mecanicistas informan directamente sobre los paradigmas terapéuticos emergentes que restauran los mecanismos de "puerta" cerebelosos mediante la modulación farmacológica de la neuroinflamación, el reequilibrio neuromodulador de la comunicación prefrontal-talámica y la focalización molecular de receptores específicos del cerebelo. En conjunto, esta evidencia sugiere firmemente que las intervenciones centradas en el cerebelo son una estrategia prometedora contra la disfunción cognitiva de la esquizofrenia. Investigaciones futuras requieren la validación de biomarcadores guiados por circuitos para la estratificación de pacientes, el establecimiento de la cronología del desarrollo para la intervención temprana y la integración de terapias multiescala para conectar la patología molecular con la disfunción de la red a gran escala.
En conjunto, este trabajo respalda el papel del cerebelo como un centro crítico involucrado en la patología cognitiva de la esquizofrenia.





