Ketamina - mecanismos de acción como antidepresivo
Desde el año 2000, la ketamina y sus enantiómeros se han estudiado por sus efectos antidepresivos. Este artículo resume brevemente la evolución de la ketamina, desde su efecto anestésico hasta su efecto antidepresivo.
La ketamina actúa de forma distinta a los antidepresivos tradicionales. Su mecanismo se relaciona con la teoría glutamatérgica, que señala que la depresión podría originarse por un desequilibrio en los sistemas glutamatérgico y GABA, responsables de la comunicación neuronal. Cuando estos sistemas fallan, el exceso de glutamato daña las neuronas, fenómeno conocido como excitotoxicidad. Aquí entra la ketamina: regula esta actividad y favorece la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y generar nuevas conexiones.
Además, la ketamina estimula la producción de BDNF, una proteína clave para la neurogénesis, ayudando a crear nuevas neuronas y contrarrestar la degeneración. También tiene un efecto protector contra la apoptosis (muerte celular), al reducir la entrada excesiva de calcio en las neuronas.
Este enfoque se conecta con otras teorías sobre la depresión, como la neurogénica, que destaca la falta de neurogénesis en el hipocampo, y la inmunológica, que relaciona la inflamación y las citocinas con la sobreestimulación del sistema glutamatérgico. En ambos casos, la ketamina parece restaurar el equilibrio y mejorar la función cerebral.
En resumen, la ketamina no solo ofrece alivio rápido, sino que abre una ventana para comprender mejor los mecanismos de la depresión. Su capacidad para influir en la neuroplasticidad y la neurogénesis la convierte en una herramienta prometedora y en el centro de futuras investigaciones, marcando un cambio en la forma de tratar uno de los mayores retos de la psiquiatría moderna.





