Relación entre la recaída y el pronóstico de la esquizofrenia
El estudio analiza si las recaídas en esquizofrenia y psicosis recurrente afectan negativamente a la evolución clínica y social. Partiendo de la idea tradicional de que prevenir recaídas es esencial para evitar deterioro, los autores realizaron un ensayo de 24 meses con 253 participantes, comparando quienes recayeron frente a quienes no. La recaída se definió como hospitalización o empeoramiento clínico significativo.
Resultados: aunque un 32 % experimentó recaídas, no se observaron diferencias significativas en síntomas (medidos por PANSS), funcionamiento social ni calidad de vida al cabo de 2 años. Incluso en casos graves con hospitalización, los hallazgos se mantuvieron. Fue más probable que, en comparación con quienes no recayeron, experimentaran un cambio en su situación laboral (principalmente abandono del empleo, la educación o la formación), si bien el número de cambios de situación fue reducido.
Estos resultados cuestionan la creencia de que cada recaída implica un deterioro acumulativo. Si bien el estudio original también mostró que reducir dosis de medicación aumenta el riesgo de recaídas, los datos sugieren que estas no conllevan necesariamente un peor pronóstico funcional o clínico en el corto plazo. Los autores subrayan que la trayectoria de la enfermedad es heterogénea: algunos pacientes no responden al tratamiento, otros tienen un curso único, y la tolerancia a la recaída varía.
No se decarta que la recaída sea perjudicial para el pronóstico en las primeras etapas de la enfermedad, como sugiere la hipótesis de los "períodos críticos". Dado que este estudio incluyó principalmente a personas con afecciones crónicas, sus resultados podrían no ser consistentes con los resultados de estudios que han evaluado las consecuencias de la recaída en personas con un primer episodio. Asimismo, cabe recordar que la evidencia de la ausencia de consecuencias adversas en un episodio de exacerbación psicótica proviene en gran medida de estudios, como este, donde la recaída se trató generalmente mediante la continuación o la reanudación de la medicación antipsicótica.
Si bien las recaídas tienen un impacto duradero, aún no se sabe con certeza en qué consiste el mecanismo. Aunque se ha propuesto un proceso biológico patológico, estos hallazgos resaltan que el mecanismo también podría ser social, como por ejemplo, a través de la desestabilización causada por la pérdida del empleo.




