Un modelo de contrapeso para comprender y tratar los delirios persecutorios

5 de junio de 2025

El artículo propone un enfoque innovador para comprender y tratar las delirios persecutorios. En lugar de desafiar directamente estas creencias, los autores sugieren desarrollar una creencia alternativa que pueda coexistir con el delirio y, con el tiempo, volverse más poderosa que este.

Los delirios persecutorios surgen cuando los procesos cognitivos adaptativos de decidir en quién confiar se inclinan excesivamente hacia la desconfianza, generando una percepción errónea de amenaza y una sensación de inseguridad extrema. Para contrarrestar esto, el modelo propone construir una creencia de contrapeso a la creencia del delirio; creencia basada en la idea de que el mundo es lo suficientemente seguro para la persona en el presente y en el futuro.

La paranoia se mantiene debido a múltiples factores que la refuerzan, como:

  • Historia personal de experiencias traumáticas.
  • Ansiedad y activación emocional elevada.
  • Alucinaciones que refuerzan la sensación de peligro.
  • Sentimientos de vulnerabilidad y uso de mecanismos de defensa.
  • Aislamiento social y preocupación excesiva.
  • Dificultades para distanciarse de los miedos y sensación de derrota.

Estos factores pueden impedir que la persona se sienta segura, incluso en entornos benignos. Para reducir la paranoia, el modelo propone desarrollar contrapesos para cada uno de estos factores. Por ejemplo:

  • La sensación de vulnerabilidad puede contrarrestarse fomentando la autoconfianza.
  • El tiempo excesivo dedicado a la preocupación puede equilibrarse con actividades significativas.
  • La percepción de amenaza puede disminuirse mediante experiencias reales de seguridad.

Este enfoque ofrece una manera empática y personalizada de aliviar la carga de la paranoia sin confrontar directamente las creencias delirantes. En lugar de intentar eliminar el delirio, se busca fortalecer una visión alternativa que, con el tiempo, incline la balanza hacia una percepción más realista y segura del mundo.

Por Alfredo Calcedo 21 de julio de 2025
El estudio busca comparar directamente la magnitud y duración de los efectos placebo y nocebo en individuos sanos , utilizando un diseño intra-sujeto. También explora los factores psicológicos que podrían influir en la persistencia de estos efectos. Los resultados indican que, si bien se observaron efectos placebo y nocebo significativos en los días 1 y 8 del estudio, el efecto nocebo fue consistentemente más intenso. Ambos efectos se vieron influenciados principalmente por la experiencia más reciente de reducción y aumento del dolor, pero también fueron susceptibles a factores psicológicos. Factores psicológicos Las experiencias recientes de dolor influyeron más que las instrucciones verbales. Las personas más sensibles a sensaciones corporales mostraron menor efecto placebo. Aquellos que consideraban competente al experimentador mostraron mayor efecto nocebo. Si bien la competencia del profesional, junto con la calidez percibida, generalmente mejora las expectativas positivas del tratamiento y el resultado del tratamiento, también podría hacer que las sugerencias negativas sean más convincentes y, por lo tanto, amplificar las respuestas nocebo a través del aumento de la ansiedad o la hipervigilancia. Este hallazgo subraya la naturaleza de doble filo de la competencia en las interacciones entre pacientes y médicos, donde una mayor credibilidad podría fortalecer inadvertidamente los efectos nocebo. Implicaciones clínicas Los efectos nocebo pueden afectar negativamente la adherencia a tratamientos. Es crucial evitar inducir expectativas negativas en pacientes. Se recomienda mejorar la comunicación médico-paciente para minimizar efectos nocebo: Enmarcar positivamente la información. Evitar enfatizar efectos secundarios innecesariamente. Fomentar la confianza. Los hallazgos subrayan la naturaleza duradera de los efectos placebo y nocebo en el dolor, con respuestas nocebo que demuestran una mayor intensidad de forma consistente, lo cual es consistente con una estrategia evolutivamente ventajosa frente al dolor de "más vale prevenir que curar".
Por Alfredo Calcedo 21 de julio de 2025
La lamotrigina es beneficiosa en el trastorno bipolar y se suele recetar a pacientes durante su período de potencial reproductivo. El artículo resume aspectos de la farmacología de la lamotrigina, usos en la práctica psiquiátrica, posibles riesgos derivados de la exposición intrauterina a la lamotrigina y hace algunas sugerencias para el manejo clínico. Resumen características de la lamotrigina La lamotrigina es eficaz como tratamiento complementario en episodios depresivos bipolares y como tratamiento de mantenimiento para prevenir recaídas en el trastorno bipolar. También se utiliza como antiepiléptico. Dosis en el trastorno bipolar: titulación lenta comenzando con 25 mg durante 14 días, hasta la dosis de mantenimiento recomendada por el Formulario Nacional Británico de 200 mg diarios en 1 o 2 dosis divididas, dosis máxima 400 mg/día Reinicie la titulación si han transcurrido más de 5 días de dosis olvidadas. No existe un rango terapéutico acordado de los niveles séricos de lamotrigina en los trastornos afectivos. La evidencia sugiere que el uso de lamotrigina durante el embarazo no conduce a un aumento en las tasas de malformaciones congénitas importantes en los bebés. Durante el embarazo, la farmacocinética de lamotrigina se altera y los niveles séricos pueden ser útiles; los pacientes tienden a requerir dosis más altas en el tercer trimestre y una reducción de la dosis después del parto. La lamotrigina se puede utilizar en madres lactantes, con vigilancia del lactante para detectar somnolencia y dificultades respiratorias. Efectos secundarios: la aparición de erupciones cutáneas afecta a entre el 5 % y el 10 % de los pacientes; las reacciones adversas cutáneas graves (SCARS) son relativamente poco frecuentes (con una incidencia estimada de 1/1000 a 1/2500), pero pueden ser potencialmente mortales. Se debe advertir a los pacientes que suspendan el tratamiento con lamotrigina y busquen atención médica si presentan una erupción. Otros efectos secundarios incluyen náuseas, dolor de cabeza, somnolencia y sequedad bucal.
Por Alfredo Calcedo 21 de julio de 2025
El autor del artículo presenta el caso de la covid prolongada como ejemplo de una enfermedad que carece de criterios diagnósticos definitivos, biomarcadores y tratamientos establecidos. Esta ambigüedad recuerda a muchos trastornos psiquiátricos, que también carecen de pruebas objetivas pero generan sufrimiento significativo. Algunos críticos sostienen que los trastornos psiquiátricos no son “reales” por no cumplir con criterios biomédicos clásicos. Sin embargo, el artículo argumenta que el sufrimiento y la incapacidad son suficientes para validar una enfermedad, incluso sin pruebas de laboratorio. Aunque se establecen algunas comparaciones entre el diagnóstico de la Covid-19 persistente y el de algunos trastornos psiquiátricos, nada de lo expuesto debe interpretarse como que la Covid-19 persistente sea un "trastorno psiquiátrico". Sea cual sea su naturaleza exacta, es evidente que presenta numerosas manifestaciones físicas y biológicas y constituye una enfermedad muy "real". El artículo propone que tanto en psiquiatría como en medicina general, el reconocimiento de una enfermedad debe centrarse en el sufrimiento y la incapacidad . La noción de “estado patológico” es más útil que la de “trastorno”, ya que valida la experiencia del paciente. La psiquiatría debe defender su legitimidad frente a las críticas, mostrando que trata enfermedades reales aunque complejas. La COVID persistente sirve como espejo para entender que la medicina no siempre puede ofrecer certezas, pero sí compasión y cuidado.